10 dic 2009

La filosofía del Psicoanálisis y la escisión del analista hoy


El encuentro del psicoanálisis con la filosofía y la iniciación de la cultura analítica dan para ampliar la visión crítica que se tiene hacia la persona del psicoanalista, su formación y técnica así como para retomar la incertidumbre que dicho lenguaje presenta.

Desde los curiosos inicios de Freud en diversas lecturas, que a la postre se convertirían en pilares del alumbramiento psicoanalítico, Sigmund mostraba una gran atracción hacía la filosofía, pero como posteriormente comentó a Ernest Jones, “tuve el valor de apartarme”. Quizá desde las lecturas de Goethe, Freud encontró el sentido a la naturaleza médica, a raíz del majestuoso ensayo “La naturaleza”, en palabras de Freud: “me otorgó una intuición totalizadora que venía a llevar mi propio afán de una comprensión del universo”, aunque tiempo después pensemos quizás en el universo, pero de la mente. Pero el verdadero acercamiento entre Freud y la Filosofía surge dentro de la Facultad de Medicina de Viena, ya que a la par con las generalidades teóricas médicas, Freud asistía a cursos semanales dictados por el filósofo y Psicólogo Franz Brentano, en los cuales se inducía a reflexionar sobre la historia de la filosofía y nociones de la misma. Curioso pues, encontramos aquí el primer contacto del padre del psicoanálisis con la metafísica. ¿Acaso fue la cultura vienesa la encargada de este prime contacto? ¿O quizás fue el mismo Freud el que propició este encuentro? Recordemos que dentro de las recomendaciones para la formación del analista, según Caruso, y retomando a Freud, es importante tener un cierto grado de cultura, y que más cultura que la que la lectura filosófica nos ofrece, siendo los filósofos los encargados de citar a los filósofos, y encontrarse en esas citas como citantes de otros, donde, Freud, sin dudarlo, se encuentra en palabra.

Aún el joven Freud, al pertenecer al estudiantado, y según refiere Assoun, descuido cursos específicos de zoología y fisiología, pero seguía asistiendo a los cursos de Bretano, quizás con esto, dejando entrever la clara balanza que se suponía entre las ciencias tan exactas a las que dedicaba sus estudios, y a la misticidad metafísica envuelta en un discurso filosófico, empujándolo a interesarse en las diversas corrientes científicas. Destacando quizás como herencia magistral, una original alianza entre especulación y observación, Herencia adquirida por Freud, con el andar de los cursos de Brentano. La investigación personal de Brentano (Psicología desde el punto de vista empírico) que unía la exigencia especulativa y la fundación de una ciencia empírica, representaba una especie de banco de prueba para ideas de gestación ya avanzada y por otro lado, como los seminarios de Brentano se concentraban en la tarea pragmática de iniciación en los rudimentos filosóficos, Freud aprendió en ellos a leer Filosóficamente.1

Sería importante recorrer con cautela una frase citada de Freud y dirigida a Martha Bernays “La filosofía que yo siempre imaginé como una finalidad y un refugio para mi vejez, me atrae cada día mas”2 parece pues, que la dedicación a la práctica científica corre pareja con un aumento continuo de la ambición especulativa.3 Quedando claro entonces que Freud encontraba en la filosofía, su primer instancia, primera finalidad y también dedicarle a la misma, sus últimos días, aunque coincidentemente, encontró en el psicoanálisis su modo de vivir y su tipo a morir, en palabra y en acto. Repasemos entonces tres etapas previas a la creación del psicoanálisis: 1) La integración de Freud al estudio de la medicina, 2) El encuentro de Freud con las reflexiones filosóficas 3) La mezcla entre la ciencia médica y la metafísica filosófica. Entre ellas, existen una relación, cada una desde su perspectiva única sin embargo atravesadas por el fantasma de la filosofía como discurso y espíritu único e inicial.

Sin embargo a lo largo del crecimiento teórico del psicoanálisis, Freud se aleja espontáneamente de la filosofía, negándose a responder cuestionamientos referentes a la misma, así como manejar esta separación como una estrategia sistemática, simultáneamente de parte de Freud se multiplicaban las criticas y sarcasmos hacia los filósofos, en tanto que de manera paradójica llenan sus discursos las referencias a las teorías filosóficas precisas. 4

Para cerrar la indagación acerca de la relación de Freud con la filosofía, es necesario entender la consecuencia de hacer un exhaustivo método de investigación a las obras a las que se hacen referencia a la filosofía por parte de Freud, ya que sólo sabiendo la cuestión de la mención, atestiguaremos su porque, pero ¿por qué renunciar a la filosofía como soporte principal de la teoría psicoanalítica? Citando a Lou Andreas-Saloumè en su diario del día 23 de Febrero de 1913: “Hablamos de sus reservas frente a la filosofía pura, del sentimiento que Freud experimenta, de que, en el fondo, habría de luchar contra la necesidad racional de una unidad definitiva de las cosas, porque, en primer lugar, esa necesidad proviene de una raíz y de un alto grado de costumbres antropomórficas y en segundo lugar, porque esta puede constituir un obstáculo o puede ser embarazosa en la investigación científica positiva individual”.

Será en palabras de Assoun la condena del doble enfoque crítico de la realidad filosófica que se desprende de las obras freudianas, “sí.. el obstáculo a la investigación científica que representa la filosofía como tipo de relación con lo real, y por otra parte, el diagnóstico sobre la filosofía como actividad del pensamiento y forma cultural, sin embargo dejando un gran enigma: Cual es el lugar de la presencia de la filosofía en la argumentación Freudiana, donde ella obra positivamente y activamente. Quizás habría que ser analizando e impregnarnos de la etimología Psicoanalítica Freudiana para esclarecer tan grande enigma.”

Muchos detractores del psicoanálisis se manifiestan con la posibilidad de la técnica como algo mágico, fantasioso, mas sin embargo es de nosotros sabido que aquel que llega a ser psicoanalista, no lo es por azar, la formación psicoanalista se busca concientemente, mas bien dicho inconscientemente, como diría Caruso, uno se vuelve psicoanalista por el simple hecho de ser neurótico y claro está un neurótico en falta. Todo psicoanalista busca respuesta a sus propias dificultades, a sus grandes dudas, y vaya que si el grueso de los psicoanalistas son neuróticos, al compartir el no saber que hacer con su vida. No esta contento con sí mismo, ni con su neurosis, busca comprenderse y hallar respuestas antropológicas a sus conflictos humanos, y para ello la vía magna, analizarse.

El psicoanálisis no entra dentro de la introspección o la magia, mas bien es una acción social simbolizada por un grupo de dos partícipes y por cierto, una acción social muy complicada, difícil y lenta. 5

En el Psicoanálisis no existen las polaridades, el negro y el blanco, lo bueno y lo malo, más bien, existe un lado negativo y uno positivo, por eso, es recomendable, que el analizando este perfectamente analizado, aunque la palabra perfecta, fuera de encontrar un albergue en lo idóneo, pensemos, nos acerque mas a la finalidad del análisis mismo. Por eso, los analistas que mantiene el mito de perfecto analizado, quizás son gente mal analizadas, que viven el análisis como un ritual, y la palabra como sacramento recibido, ven con desprecio a los demás analizados, y formulan y crean grupos psicoanalíticos de apoyo para mantener viva esta tradición.

Y entonces, al aire queda una duda, ¿Cómo debería de ser un analista “perfecto”? De inicio consideremos desechar la palabra perfecto, por razones antes explicadas, tomemos como campo la palabra completo, ¿Cómo debería de ser un analista completo?

Caruso nos presenta un par de criterios acertados acerca del supuesto analista completo, el analista debería de ser un sabio, tanto para el saber técnico, un analista tiene que permanecer abierto ante todo, con una buena cultura general, y una formación especializada psicoanalítica seria.

Louis Azorin menciona algunas características deseables para una analista, como: buena potencialidad de su personalidad, madurez, etc. ; tener un auténtico interés por el paciente, tanto por los problemas prácticos como los psíquicos, es importante la aspiración a la realización de sí mismo, una buena capacidad de investir sanamente sus afectos, un espíritu alerta.

Ahora, que la crítica más fuerte al analista de mi persona, sería enfundada en el auto análisis, surge como duda, la posibilidad de darse psicoanálisis a si mismo, sin la necesidad de transferir en alguien más las mociones a trabajar, mas sin embargo el auto análisis prepara o acelera la decisión a emprenderlo.

El auto análisis se basa en la reflexión de su actitud frente a los otros hombres, no es para nada un intento de comprende un yo mitológico, ni una búsqueda de las ilusiones, puesto que nos puede llevar a un descubrimiento científico, una transformación profesional, encontrando como raíz la Inter subjetividad, el diálogo, la descentración. Todo auto análisis como todo psicoanálisis es un desgarramiento entre la vinculación enamorada a sí mismo, por una parte, y por otra la problematización de sí mismo en el riesgo y en el enfrentamiento con otros hombres.

Más sin embargo, no se puede obtener una transformación de sí mismo solamente trazando uno la propia frontera con los otros hombres, sino, a través de relaciones humanas, y que sólo éstas pueden ser analizadas.6 Algo nos avoca, el problema de la transferencia, que al parecer faltaría en el auto análisis, más sin embargo, la transferencia seria hacía el testigo de auto análisis, y la transferencia, quizás se encuentre en el móvil del auto análisis, en el motor interpersonal, en el peculiar motivo de consulta del analizando como analizado.

Queda claro entonces, las características del psicoanálisis como praxis, según el concepto hegeliano, y la intervención del analizando en funciones propias, y como no emprender la discreción del psicoanálisis y del estudio del mismo, si no comenzamos por los valientes universitarios que se forman día con día y la praxis diaria.

Citas:

(1) Assoun, P.L. (1982) Freud la Filosofía y los filósofos, Buenos Aires, Editorial Paidos.

(2) Assoun, P.L. (1982) Freud la Filosofía y los filósofos, Buenos Aires, Editorial Paidos.

(3) Assoun, P.L. (1982) Freud la Filosofía y los filósofos, Buenos Aires, Editorial Paidos.

(4) Assoun, P.L. (1982) Freud la Filosofía y los filósofos, Buenos Aires, Editorial Paidos.

(5) Caruso, I. (1966) El psicoanálisis, lenguaje ambiguo, México D.F., Fondo de Cultura Económica.

(6) Caruso, I. (1966) El psicoanálisis, lenguaje ambiguo, México D.F., Fondo de Cultura Económica.

Bibliografía:

Assoun, P.L. (1982) Freud la Filosofía y los filósofos, Buenos Aires, Editorial Paidos.

Caruso, I. (1966) El psicoanálisis, lenguaje ambiguo, México D.F., Fondo de Cultura Económica.

México-Argentina- La constitución del Analista


Trabajo presentado en el marco del IV Congreso Internacional Marplatense de Psicología, con fecha el día 5 de Diciembre del 2009, Argentina.

Por: Claudia P. Bernal Hernández y Omar Méndez Castillo

El interés por realizar este trabajo surge a partir de nuestra experiencia como Analistas en formación desde dos posibilidades: la Universidad Autónoma de Nuevo León en la Ciudad de Monterrey, México y en la Universidad Nacional de Mar del Plata, en la cual estamos hoy aquí apreciando la oportunidad de converger en cuatro seminarios correspondientes al segundo cuatrimestre de la Maestría en Psicoanálisis.

Tenemos pues, puntualmente, dos universidades “públicas”, dos países, del mismo idioma aunque no del mismo lenguaje, también dos culturas similares pero principalmente dos sociedades donde el Psicoanálisis no fue, por mucho, igual de transmitido y recibido, y sin embargo conservando un fuerte nexo entre ambas.

A raíz de esto nos hemos replanteado la posibilidad de indagar sobre la función, transmisión y posición en la que se encuentra el sujeto llamado Analista hoy en día, tanto en la pre-historia como en su devenir, apresurándonos al esclarecimiento del camino incesante del conocimiento.

Empecemos con un recorrido conocido pero necesario:

A partir de 1886 Freud comienza a trabajar con Charcot y sus histéricas. Es en ese momento donde emprenderá la dificultosa tarea de elaborar una teoría capaz de constituir al Psicoanálisis, la teoría del inconsciente. Con el paso del tiempo y de su praxis Freud reuniría experiencias a partir de las construcciones y rectificaciones de acuerdo a los avances o trabas que veía en la clínica. De igual manera la Filosofía aportaría a la concepción del Yo; desde Descartes hasta Hegel, pasando por Kant así como los seminarios cursados con Brentano donde paso a paso se introducía a la Metafísica, ciencia crucial hacia la primera concepción del Psicoanálisis como Filosofía. Serían también la medicina y la vasta literatura universal parteaguas fundamentales de aquella no tan remota construcción, que no era pura en conceptos ni estrictamente propia de Freud. Se marcará pues como inicio del psicoanálisis, la publicación de La Interpretación de los Sueños con una edición de 1905 (1ª. 1989) para comenzar el siglo.[i]

¿Estamos aún asimilando esas primeras ideas de formación Psicoanalítica? ¿Cuál es el medio de transmisión que hoy se presenta de la teoría?

Sería importante hablar sobre la formación del analista en los tiempos Freudianos, sin embargo y bajo la idea popular que se tiene de eso, nos adentraremos más a la situación actual, resaltando que, para los tiempos de Freud, era de suma importancia, para ser analista, primeramente ser Médico.

Conjugado en nuestro tiempo, son curiosos los casos de Psicoanalistas con formación Médica, habría que destacar que en el exilio de la primer generación de Psicoanalistas Freudianos, fueron cómplices de formación del Psicoanálisis tanto de Abogados, Filósofos, escritores, entre otras profesiones, considerando esto, como un pasaje curioso de nuestra prehistoria.

Al día de hoy, la mayor parte de la formación, se vende precedida de la carrera de Psicología, e implica no sólo un conocimiento previo, sino una filiación necesaria. Recordemos pues lo qué Freud transmitía a su grupo de los miércoles por ahí de 1905 donde encontramos una formación dirigida mayormente por su Fundador.

Sin embargo al paso del tiempo la disciplina creció y se extendió a fecha que es difícil que todo converja en un solo pensamiento. Ya en 1997 René Major en su “Convocatoria a los Estados Generales del Psicoanálisis”, Proponía: “… Abrir un espacio que implique una interrogación crítica de los modos de formación, de enseñanza, de transmisión y de organización institucional del Psicoanálisis.

¿No serían las supervisiones, coloquios, seminarios, grupos de estudio y congresos como este, los momentos cruciales para resignificar nuestra posición ante la formación?

Recordemos que Freud, nos recomienda varias condiciones para trabajar como analistas: Análisis de sueños, análisis personal que en el caso de su grupo, todos eran analizados por él y a su vez el grupo analizaba a los que iban ingresando[ii] genealógicamente. También en los ya conocidos textos Consejos al Médico y Psicoanálisis Salvaje. Se nos presentan situaciones de no hacer para mantener la veracidad de la técnica.

En el año de 1925 se institucionaliza la supervisión de caso previamente mencionada por Freud en 1919. Es curioso pensar que hace unos días escuchábamos toda una mesa de trabajo referida a la supervisión donde la conclusión general fue el desconocimiento general de la función específica de la misma.

Actualmente el que se encuentra en formación en una institución requiere de análisis, supervisión y formación teórica, como requisito indispensable. Habría que destacar que la formación en nuestro país encontramos que la practica forma parte de la currícula, e incluso con entrevistas preliminares de aceptación; en Argentina sin embargo es distinto el proceso y pareciese que a nadie le incomoda. ¿Las dos son formaciones válidas?

Dentro de la formación del analista escuchamos de profesionales que se autonombran Analistas, y no necesariamente pasan por una institución y por tanto por recomendaba la asociación libre, la atención libre flotante, la no anotación, la neutralidad, así como el diván, elementos que al parecer se conservan aún en la actualidad, aunque más a manera de dogma que de praxis. En estos tiempos tal vez ya no vemos tratamientos de seis días a la semana, o con un diván, eso ha tenido que modificarse pero se mantiene elementos básicos: el ICC y la trasferencia con sus variantes de trabajo. Podemos encontrar prácticas convocadas con tintes Psicoanalíticos dentro de las instituciones, donde se exenta, por ejemplo el diván y se anula la no anotación. Inclusive la formación de grupos operativos, donde se factura con criterios Psicoanalíticos, pero grupalmente se anexan diversas variantes.

Sería momento de plantearnos lo siguiente: ¿Acaso aquellas propuestas realizadas por Freud, han evolucionado, mutado o se han extinguido según la modificación de la cultura y la época?

En el diverso mundo del Psicoanálisis hay corrientes que como ejemplo, manejan la neutralidad desde otra búsqueda, como en el caso de la escuela Inglesa, principalmente con Winnicott. Síntoma de la evidente diversificación Psicoanalítica. Aunque valdría recordar lo que Freud cita en Esquema del psicoanálisis: ¿Qué garantías tenemos, durante nuestro trabajo con las construcciones, de que no andamos errados y ponemos en juego el éxito del tratamiento por defender una construcción incorrecta?.

No sería aberrante entender entonces que teorías terapéuticas como la Gestalt ó la Psicoterapia parten de una estructura Psicoanalítica y que justamente fue la falta de filiación o de diferencias inconciliables (cual divorcio) provocaron el nacimiento de una nueva escuela, pero entonces ¿De cuantos Psicoanálisis hablamos? ¿Cada Analista ejecuta un Psicoanálisis diferente?

Hay que aclarar, que Freud instituyó del Psicoanálisis, un movimiento (Bewegung), colectivo, político, humano. Una institución llevada por sujetos, dolientes, pensantes y congruentes en el mejor de los casos, es necesario pues, entender que a partir de esta descripción entendamos a la diversidad como precursora de dicho movimiento.

Actualmente la situación analítica ha variado en duración, cantidad y modalidad de trabajo. Freud recomendaba seis sesiones, en un diván, sesión de 50 minutos. Ahora es motivo de discusiones internacionales el mantener estos elementos[iii], el dispositivo ha cambiado por formas de vida, economía, ahora existe el análisis sin diván y sin que eso impida que se realice un trabajo analítico.

El paciente y su realidad se ha modificado, los síntomas siguen presentes pero no podemos negar que de Viena a Buenos Aires han cambiado o de Monterrey a Mar del Plata, o mejor aún, que precursores de diversos próceres del Psicoanálisis aún en la misma ciudad o Universidad modifican su técnica según su inconsciente.

Curiosamente Freud en Consejos al Médico concluiría: Terminaremos manifestando nuestra esperanza de que la progresiva experiencia de los psicoanalistas conduzcan pronto a un acuerdo unánime sobre la técnica más adecuada para el tratamiento de los neuróticos.

¿A cuántos años estamos de eso?

En cuanto a la formación de analistas en México se han formado más de quince instituciones, aunque también existen aquellos que se forman y no pasan por el nombramiento que da una institución y se autonombran y devienen analistas.

Entre las instituciones más conocidas se cuenta con el CPM (Círculo Psicoanalítico Mexicano), la Asociación Psicoanalítica Mexicana, la Sociedad Mexicana de Psicoanálisis entre otras, en las cuales las formaciones se rigen por diversas normas inconcientes, en algunos prevalece la formación ortodoxa Freudiana, en otros la teoría Lacaniana y sus derivaciones.[iv]

Antes de 1925 la presencia del psicoanálisis en México apenas figuraba en la formación de los alumnos de la carrera de Psiquiatría de la Universidad Nacional Autónoma de México (U.N.A.M.), la máxima casa de estudios de nuestro país. Posterior a esto arribó a México en 1949 Erich Fromm y se fundó en 1956 La Sociedad Mexicana de Psicoanálisis, a partir de ahí, se incluiría una especialización en la cual se expiden certificados avalados por la U.N.A.M.

Comenzaría entonces una época de ilustres movimientos Psicoanalíticos, se publicarían libros, revistas y se consolidarían congresos y simposios con el fin de promover y enriquecer a los allegados al movimiento iniciado por Freud.

En 1971 se fundaría el Círculo Psicoanalítico Mexicano en manos de Armando Suárez, introduciendo a nuestro país, de una manera oficial, la lectura de Jacques Lacan y sería en esta misma década la llegada de Marie Langer y de un grupo numeroso de Analistas Argentinos a nuestro país por el exilio causado por las vicisitudes de la República de Argentina, principalmente a partir de l976.[v]

Antes de la relación México-Argentina-Psicoanálisis debido al exilio, varios mexicanos se formaron en la República Argentina en la década de los cincuenta como lo fueron Santiago Ramírez, José Luis González, entre otros. El exilio permitió a los analistas Argentinos encontrar un lugar que aunque ajeno a ellos, abrió la brecha para el desarrollo del Psicoanálisis en México con mayor fuerza[vi].

Decía Fanny Blanck sobre el exilio Argentino en México: “Cada uno de nosotros está definido por un tiempo, un lugar, un paisaje, un origen, un ideal del yo, que el exilio suspendió por una larga espera”.

Ante la oportunidad de enriquecer nuestra formación en México a partir de esta experiencia en Argentina, no vivimos un exilio político, más, hoy nos hemos separado de nuestra patria movidos por la libido, la misma que nos tiene aquí en búsqueda de una recepción diferente, de una transmisión peculiar.

Ciertamente en este país se vive una realidad distinta a la de nuestro país, y se nos presentan los códigos, la cultura y la óptica diferentes a los nuestros en los cuales el Psicoanálisis se vive como situación común. A diferencia de México, al nombrar Psicoanálisis, se escucha un eco, una profesión y no el mito tardado de que ciertamente hablar con alguien que te presta escucha es una pérdida de tiempo. Todos aquí saben que significa ser un Psicoanalista, en cada esquina y conversación trivial aparece el psicoanálisis.

Volviendo a citar a Fanny Blanck, quien mencionaba que la estancia en México los hizo cuestionarse, ver otros colores, formas de hablar, cuestionar la normatividad. Situación particularmente parecida ahora para nosotros, que nos hace cuestionarnos el lugar en el psicoanálisis en nuestra cultura y polarizarla, distinguir el papel del analista y la realidad con que vivimos en México y como se vive en Argentina.

Para ello la recepción es fundamental, y dentro de esta experiencia nos hemos percatado de la enorme importancia que tiene en la formación y transmisión del psicoanálisis tanto en la Argentina como en nuestro país.

En este momento introducimos un concepto revisado en el Seminario Historia del Psicoanálisis del Dr. Dagfal La estética de la recepción, se ha ido convirtiendo en una teoría de la comunicación literaria. El objeto de sus investigaciones es la historia literaria definida como “Un proceso que implica siempre tres factores: el autor, la obra, y el público”. 8

La noción de Recepción es entendida pues, en un doble sentido: el de la acogida y el del intercambio. Donde lo primero tiene que ser a ciencia cierta, una relación de retroalimentación necesaria. Entendiendo desde nuestra concepción, que no sólo sea una transferencia institución-alumno (analista), sino más bien, una relación de coito intelectual, un verdadero intercambio académico-cultural.

En cuanto a los conceptos de Autor, Obra y de El público, el Dr. Dagfal menciona en la Revista Frenia9 acerca de Jauss: “Todo autor, es en primer lugar un lector, que como tal está atravesado por la fusión de un horizonte de expectativas disciplinarias y otro horizonte de expectativas más general, propiamente social” a lo que nosotros entenderemos por el público.

Sabemos la obra y vida de los grandes del Psicoanálisis, hemos sido partícipes de las lecturas y hemos sido autores, sin embargo, parece que hemos quedado a deber como sujetos en construcción, al no salir de la trinchera del consultorio e ir en busca de posesionarnos en el afuera, nos hemos fiado del imaginario que nos completa como Analistas y de la teoría que nos sostiene., al menos desde nuestro país…

¿Estaremos realmente lejos de ser partícipes con nuestras obras?



[i] . Vega Ávila, José Ramón. Freud en los comienzos: Dificultades y procesos en los inicios de la obra freudiana. Nuevas perspectivas para pensar en la sexualidad infantil, la fantasía y el Icc, y su lugar en la historia del psicoanálisis. 1ª. Ed Plaza y Valdés S.A. DE C.V. México D.F. 2006

[ii] Freud, Sigmund. Obras Completas Vol 12. Amorrortu Editores 1912

[iii] Félix Velasco ALva. Resistencias y contrarresistencia en torno al pago de honorarios y al número de sesiones. Plaza y Valdés. México, Noviembre 1999.

[iv] .Página electrónica. http://www.cartapsi.og/mexico/

[v] . Página electrónica http://www.elsigma.com/site/detalle.asp?IdContenido=8830

[vi] Blanck Cerejido Fanny, Del exilio. Psicoanalistas Rioplatenses radicados en México. Artículo en Línea.Psicomundo México.

8 Jauss, H.R. (1981) Estética de la recepción y comunicación literaria.

9 Dagfal, A. (2004) Para una estética de la recepción de las ideas Psicológicas, Revista de Historía de la Psiquiatría Frenias