28 oct 2011

Análisis de la Película: "El Perfume"


La consigna de realizar el análisis de la película “El Perfume” suena complicada desde algunas perspectivas, comenzando con la tremenda dificultad “popular” de analizar un personaje desubjetivizado, así como encontrar que de dicha película se tienen también referencias bibliográficas, las cuales difieren de la cinematográfica, es digno aclarar entonces que lo que se presenta a continuación es un esbozo del acercamiento del tema de Perversión mediante la teoría Psicoanalítica y no un análisis de la película ciertamente, convergiendo pues, dentro del material revisado.

Comenzaremos con revisar el concepto de Narcisismo ya que engloba diversas circunstancias dentro del entendimiento del Psicoanálisis. Para Freud  la utilización del término es en referencia a un estadio normal en el desarrollo de la libido, algo contrario a los primeros conceptos Psiquiátricos quienes ubicaban al Narcisismo dentro del orden de la Patología. Ya lo menciona Freud en el texto Introducción al Narcisismo: “El narcisismo, en este sentido, no sería una perversión, sino el complemento libidinoso del egoísmo inherente a la pulsión de autoconservación, de la que justificadamente se atribuye una dosis todo ser vivo”, posterior a esto encontraríamos la fragmentación del concepto; el narcisismo primario, en el cual no hay un yo constituido y predomina el autoerotismo y un momento después, donde  las pulsiones sexuales comenzarán a diferenciarse de ese estado primario, aunque apuntaladas al principio en la satisfacción de pulsiones yoicas y devendrán entonces las primeras elecciones de objeto, vemos pues un notorio distanciamiento entre el proceso primario y el secundario.

Pensemos entonces que dentro de este concepto resaltan ya la autoconservación y la necesidad de completitud dentro del sujeto mediante la constitución de su yo así como el ejercicio de la satisfacción. Llevemos pues este primer avance hacia el contexto de la película. Pensemos en la conformación del Yo de Jean-Baptiste, un ser nacido en la pestilencia del mercado informal y  ante la renuencia de su madre hacia la vida. Justo en este instante de muestra de amor/odio maternal que Jean-Baptiste encuentra en el olfato su persistencia a vivir (bien llamada para el Psicoanálisis pulsión de autoconservación ó eros) al mismo tiempo que condenaba al fallecimiento a cualquier ser capaz de mostrarse emotivo ante él (su madre, el encargado de las pieles, el perfumista, etc.). Comienza así el relato de “la vida y obra” de Jean Baptiste, quien   a través de la búsqueda del “aroma perfecto” encontraría la máxima satisfacción de completarse a sí mismo.
Quizás pensar en la perfección de un aroma no sería explicable sin inducir el término de libido, o mejor dicho, ¿Sería acaso la carga libidinal de ese primer momento de vida, de esa negación maternal y de esa pulsión de autoconservación mediante el olfato, la responsable de la Perversión en Jean Baptiste? ¿Serían adecuados los rasgos Psicóticos como para comprometernos a una estructura de tal tipo? Procuraré ahondar en dichas cuestiones considerando los fragmentos de la  película como ejemplificativas y secuenciales y contemplando el presente no como un método diagnóstico sino más bien como un ensanchamiento de la teoría.

Iniciemos pensando que el termino narcisismo era en 1909 un estadio intermedio entre el autoerotismo y el amor de objeto, el cual pareciese que en Jean-Baptiste se encontraba en plenitud. Pensemos también la capacidad de amor que pudiese haber experimentado Jean-Baptiste tras el primer rechazo maternal, seguramente en la lógica Freudiana, estaría entonces vetado de cualquiera relación de objeto posterior, a menos que cierta relación le representara el completarse. Sin embargo posterior al nacimiento Jean Baptiste es llevado a un orfanato el cual dirige Madame Gaillard, donde su primer contacto con iguales surge al intentar ser asfixiado, los niños son reprendidos al ser salvado por la Directora del instituto, entonces Jean Baptiste lanza un llanto como símbolo de sostén a la vida, un llamado ante la ausencia de quien tendría que cuidarle.

Es importante aquí mencionar que la noción de pulsión se refiere principalmente a las nociones más elevadas de la física-materia, sobre la fuerza y atracción.  El desarrollo de su infancia se valora mediante un acto narcisista de la satisfacción de los olores, pareciese que son justamente estos olores el único contacto con la realidad o más bien su propia realidad. No sería extraño pensar que después de esta aseveración encontráramos al Protagonista en una supuesta estructura Psicótica, carente de realidad,  pero el pensarlo tal cual, haría tedioso y aburrido nuestro análisis.
Jean Baptiste es vendido a un representante de la autoridad, a un groso trabajador de pieles, grotesco y burdo, quien le enseña lo básico para la sobrevivencia inclusive considerándolo como tutor. Jean-Baptiste se vuelve tan fuerte como una bacteria, se convirtió en un ejemplo de docilidad, Grenoville estaba vivo. A manera de recompensa por su buen trabajo, le es mandado a Paris y es ahí donde encuentra de nuevo esa satisfacción olfativa, sin preferencias ni clasificaciones, se da a los olores, al goce, no distingue entre el bien y el mal, solo disfruta, tal cual un perverso polimorfo, un niño pues.  
Su objetivo es poseer todo cuanto olores el mundo podía ofrecerle, sólo una condición,  que fueran nuevos olores. Comienza a dejarse guiar por los aromas hasta dar en una reconocida perfumería, donde por primera vez tiene contacto con  “AMOR Y PSIQUE”, (dado que este ensayo tiene un contexto Psicoanalítico no dejaré pasar la idea de lo ambiguo de este peculiar nombre: AMOR Y PSIQUE. Jean-Baptiste se encuentra a mí parecer en una lógica de Narcicismo pre genital, donde ciertamente el único amor que conoce es el suyo, sin embargo es bien pensada la idea de que no prolifera estructura alguna, llámese Perversión o Psicosis y que ciertamente, sólo dentro de la “Psique” se estructura el onanismo).
Regresando a la trama, es el turno de hablar de “La chica de las ciruelas”, a quien sigue penetrado por su olor, ella lo detecta lo huele es el primer instante en el que él es identificado por alguien mediante el olor, le da un gesto de amor le ofrece ciruelas y el arremete contra su aroma, en ese momento entiende la necesidad de poseerlo. Sin embargo el se acerca a centímetros de ella y no es reconocido por el olor, pareciese que no huele a nada, ella grita despavorida mientras él la asfixia dándole muerte. ¿Cómo reacciona ante la muerte? se asusta, sin embargo la desnuda y se prende a disfrutar los olores corporales de la chica buscando algo en ella recorriendo todos sus lugares queriendo atrapar la esencia que lo había atraído. Recordemos que dentro del artículo de “Los dos narcisismos” mediante una intervención de Mannoni, se  retoma la idea  del narcisismo desde dos instancias, el primero, al ser cargados los objetos por la líbico, o más bien su imagen y el segundo, donde lo catectizado es la realidad ontológica del yo, donde puede cargar algo simétrico a la imagen del yo. Tendremos así dos narcisismos, uno en el que la libido carga intrapsiquicamente el yo ontológico y el otro donde lo cargado, es el ideal del yo. Pensemos pues en que este primer momento, “la chica de las ciruelas”, se instauró como una imagen cargada de afecto, la cual enfatizó su pérdida del amor. Pensemos pues que ciertamente el enamoramiento será esa fase superior de la libido de objeto.
No sabría aseverar  a ciencia cierta sí esta  “chica de las ciruelas” haya despertado en él una satisfacción alterna a la olfativa, vamos si hubiese vestigios de sexualidad, lo poco que nos deja entrever la película, no hay rasgos del desarrollo psicosexual propiamente dicho y recordemos que sin esta posibilidad evolutiva la construcción del yo es empresa difícil. Sin embargo y desde la perspectiva Lacaniana, el yo va a surgir a partir del otro, quizás pensando al otro como el objeto fetiche (desde lo imaginario), sin embargo quedaría claro, el Narcisista elige sus objetos sexuales tomándolos de sus vivencias de satisfacción, las primeras satisfacciones sexuales auto eróticas son entendidas a remolque de funciones vitales que sirven a la autoconservación, tal cual “la esencia” de las personas.
Aquella noche no pudo dormir, el embriagador poder del olor de la chica de repente le hizo tener claro porque se aferraba tan tenazmente a la vida, tan salvajemente, el significado y objetivo de su miserable existencia tenía un alto destino: “aprendería a preservar las fragancias y de ese modo jamás se perdería de semejante belleza”. Posterior a esto conoce a Giuseppe Baldini, quién al ser un perfumista en decadencia, y al ver en Jean-Baptista un don en el olfato, accede a tomarlo por aprendiz. Sin embargo existe un momento clave de la relación, cuando al reprenderlo le menciona: -No puedes… porque el talento no significa nada, experiencia con humildad y trabajo duro lo significa todo.-
Sin embargo, el objetivo de Baptiste es aprender  como mantener el olor (la esencia) de las personas y de cualquier cosa, es entonces donde se le comunica que todo perfume incluye: La cabeza, el alma y la base. Pudiésemos suponer que esta necesidad de contener el olor, la esencia, es ciertamente el objeto fetiche, aquel capaz de mantener a Jean-Baptiste en su original realidad, dándole la capacidad de placer desde su muy poca perspectiva humana. Entendamos que según Kraft-Moll el fetiche se puede concluir en robos, simples o con violencia, y ¿Qué no acaso el solamente robaba la esencia? Continuando en la línea del fetichismo y abundando en el texto “Fetichismus”, José Assandri citando a Freud menciona que ciertamente, existen casos de fetichismo donde el placer, un placer original surge desde la cuestión olfativa en los pies sucios, más a diferencia de la expulsión que pretende el fetiche para simplemente quedarse con la fijación en el pie, Jean-Baptiste renuncia a cualquier objeto humano para entregarse al olfato en sí. Se postula la idea del fetichismo entonces como horror a la ausencia del pene en la mujer, sin embargo, ¿Pudo surgir ante el horror de la presencia de la mujer misma?
 Contemplando la idea de que solo el alma humana es la esencia indicada para su obra maestra, Baldinni le recuerda  que se debe dejar que el objeto muera con su esencia intacta. Jean-Baptiste insiste en experimentar con la destilación de diversos objetos, hasta que se encuentra con la tormentosa verdad de que no se puede destilar el olor de los humanos, a consecuencia de esto sufre un desmayo y al enfrentarse a esta desmentira  parece fallecer perdiendo el sentido de la vida.
Entonces le es comunicado un nuevo método de apropiación de fragancia, en un lugar lejano, Grasse. Su nariz lo conduce a la lejanía  de los hombres, hacia el polo magnético de la máxima soledad posible, un lugar en la tierra donde la esencia era casi ausente. Una cueva donde se toparía consigo mismo. Olvidó planes y obsesiones, solo soñaba, dormía. Sus sueños eran angustiantes, lo confrontaban con el fracaso de su realidad, (nadie lo veía, ni lo percibía) había miles de olores en sus ropas, solo un olor estaba ausente, el suyo, por primera vez en su vida se dio cuenta que no percibía su propio olor, no existía como sujeto, el  yo estaba ausente, pareciese que solo el ello es quien gobernaba. Simplemente acudiendo una y otra vez a su memoria olfativa para hacerse el dios de su mundo interior compuesto por todos los olores que conoce.

 Sin embargo sucede la posibilidad de la omnipotencia, justo como golpe de suerte ante la pérdida del olfato, se da cuenta que al no ser percibido puede estar siempre presente, sin embargo, en la búsqueda de las esencias necesarias para completar el aroma perfecto, se topa con alguien para quien si es predecible, y no solo lo presiente, también en el mismo acto lo confronta con esa figura de amor, le recuerda a aquella pelirroja de las ciruelas, duda en actuar, sin embargo y como él lo menciona, tiene que completar el aroma. Vayamos de nuevo al texto ya citado de Introducción al Narcisismo donde Freud nos presenta un tercer aporte a propósito de los rasgos aislados del narcisismo, donde nos promueve la posibilidad de imputarse al delirio de grandeza, dándole una sobre estimación del poder a sus deseos, una fe en la virtud ensalmadora de las palabras y una técnica dirigida al mundo exterior, la “magia”. Bien tenemos a ver que la omnipotencia está claramente instaurada, sin embargo el detalle de la magia no puede ser explicado más allá de una pócima itinerante capaz de someter al mundo.
Jean-Baptiste se encuentra en una lógica de “asesino” (no por algo el nombre original de la película es “Perfume: Historia de un asesino”), sin embargo mas allá del acto parricida mantendríamos la idea del narcisismo como actor, debido a que las parejas que el escogía para matar contaban con la elección según el tipo narcisista: a lo que un mismo es, a lo que uno mismo fue, a lo que uno querría ser, a la persona que fue parte del sí mismo. Vaya pues la idea de que cada una de ellas representaba en Jean-Baptiste la posibilidad de recordarle su esencia, de recordarle que ya no la poseía y dejar abierta la posibilidad de conseguirla, como ese yo ideal, capaz de otorgar complitud. Sin embargo es de suma importancia contemplar en este instante el orden de la ley en Jean-Baptiste, ya que como menciona Lacan en el Seminario IV: “La ley está completamente relacionada con la frustración y la pérdida de las figuras maternas, sin posibilidad de la castración”. La frustración es considerada pues  como un conjunto de impresiones reales, vividas por el sujeto en un periodo del desarrollo en el que su relación con el objeto real se centra habitualmente en el imago del seno materno5, calificada de primordial, del cual Jean-Baptiste nunca gozó.   Realmente la búsqueda original en el acto con las mujeres ¿era el falo (pene) hecho esencia? Respondiéndonos quizás la cuestión en función de que solo al tener la colecta de esos falos, solo teniendo el aroma perfecto, pudo entregarse al verdadero amor, al amor maternal y así sucumbir. El aroma, era esa presencia indicadora de la ausencia, dicha ausencia llamada “vacio”. Entonces el deseo se engancha de lo imaginario, de la magia por así decirlo. Se me ocurre entonces pensar en la función del aroma, de la esencia según Jean-Baptiste como la función del velo en Lacan, donde lo que se encuentra más allá como falta, se realiza como imagen, quizás no es la esencia en sí, sino el intento de poseerla.

En el momento del frenesí popular recuerda ese momento de amor con la chica de las ciruelas y fantasea con su amor, quizás ahí comenzando a renunciar al autoerotismo, sin embargo solo en su privada realidad, gesto específico de la Psicosis. Sólo había una cosa que el perfume no podía hacer, convertir a un hombre en un ser amado, en un objeto del deseo. “Lo que se ama en el objeto es lo que le falta, sólo se da lo que no se tiene”.
Los recuerdos le llevan hacia el lugar donde nació, justo ahí se entrega a lo mas abyecto de la perversión después del devenir de lo sublime en la horca. Los indigentes, lo ven, lo reconocen no solo por su olor, sino por su belleza y luz, se le confunde con un ángel, se vierte el frasco y  se deja consumir, ya no es Jean-Baptiste ahora solo es amor, puro amor.

Referencias bibliográficas

1.- Freud, S. (1914). Introducción al Narcisismo, Obras completas de Sigmund Freud, Editorial Amorrortu.
2.-  Assandri, J. (1996). Fetichismus, Litoral No. 32, Buenos Aires, Argentina.
3.- Lacan, J. (1954). El Seminario 1: Los escritos técnicos de Freud; “Clase X: Los dos Narcisismos”, Editorial Paidós, Buenos Aires, argentina.
4.- Freud, S. (1905). Tres ensayos de una Teoría Sexual, “Sigmund Freud, los textos fundamentales del Psicoanálisis”, Alianza Editorial. España.
5.- Lacan, J. (1994). El Seminario 4: La relación de Objeto; “Clase IX: La función del velo”, Editorial Paidós, Buenos Aires, Argentina.
6.- Lacan, J. (1994). El seminario 4: La relación de Objeto; “Clase X: La identificación con el falo”, Editorial Paidós. Buenos Aires, Argentina.
7.- Lacan, J. (1994). El seminario 4: La relación de Objeto; “El falo y la madre insaciable”, Editorial Paidós,  Buenos Aires, Argentina.

La enfermedad mental y el legado del diagnóstico

El diagnóstico como limitante del tratamiento.


“La única diferencia entre un loco y yo, es que yo no estoy loco”
Salvador Dalí



¿Es el concepto de enfermedad un mal necesario dentro de los profesionales de la salud?

El concepto de enfermedad ha sido, desde siempre, una posibilidad de sanación, sólo a partir del diagnóstico aproximado de un conjunto de síntomas es que hemos podido alegar o intentar curar el mal que procede. Sin embargo pareciese que no todo diagnóstico ha sido de utilidad en la estructura mental.

La locura ha sido satanizada desde ya hace muchos siglos, tendríamos que remitirnos a los dairenes (barcos en los cuales se mandaban a altamar a los diagnosticados como locos) para entender como en un santiamén desaparecieron de la faz de la tierra tantos vagabundos, borrachos, prostitutas e indigentes. También sería necesario saber que en la primera mitad del siglo XIX la mayor parte de integrantes de los asilos estaban diagnosticados con esquizofrenia o por locura. Es entonces normal conjeturar que todo aquel deficiente social o decrépito mental entraría en este grueso.

¿El diagnóstico es entonces una herramienta fundamental?

En la historia de la psicología el diagnóstico es una herencia inconsciente de la psiquiatría fundamental, donde el DSM-IV sería el máximo esplendor de la necesidad de diagnosticar. Así todo trastorno tendría un lugar dentro de este libro diagnosticador: transtorno obsesivo compulsivo, de histeria común, esquizofrénico y hasta transtorno no especificado. Basta con cumplir una serie de requisitos sintomáticos para saber que todos nosotros somos ejemplos patológicos de algún transtorno.

¿Aquel que diagnostica tiene más posibilidades de curar?

La respuesta es igual de subjetiva que la pregunta misma, quien decide la cura, el paciente o el enfermo (del médico). La lectura de todos los casos clínicos de Freud nos pueden aproximar a una estructura de la personalidad más no nos dotará de una metodología para el tratamiento específico de alguna enfermedad, sin embargo, es común leer en viñetas y reportes el diagnósticos aventurados (a pesar de nuestros avanzados conocimientos) fundamentados en la escucha, en la similitud con nuestros casos o en la misma fantasía chamánica de algún día elaborar tan detallados historiales clínicos que, como tales, nunca curaron.

El diagnóstico entonces, es una posibilidad de curar la enfermedad, sin embargo curar mediante el diagnóstico es igual de enfermo que suponer que todos cabemos en el DSM-IV, sabiéndonos acomodar.
Bonne apettite

18 oct 2011

Indignados ¿sabemos sólo marchar?


El 15 de Octubre pasado más de 1 millón de personas en 90 países y 900 ciudades salieron a la calle a manifestarse en el llamado "15o Global Change", un movimiento ciudadano, sin políticas de por medio, excitable, voluble y justificado. En las redes sociales el impacto de dicho movimiento fue innedito, parecía que había una sincronía magnifica en donde con solo ver las imágenes, nos sentíamos aliados al movimiento, percibíamos un avance enigmático en la lucha contra el supremo sistema mundial opresor y una pequeña luz al final del camino. En mi indignación y aparente desconcierto preferí no asistir a la movilización, parece que algo no entendía de tal suceso, continuamente me preguntaba ¿Acaso sólo sabemos marchar? ¿Es la mejor y/o última opción manifestarnos para exigir un cambio? Tal vez y siendo un neofito en esto, las respuestas no tardaron en llegar, seguro ya se habían agotado "todas" las alternativas previas o simplemente es más fácil enajenarse al movimiento social que accionar un pequeño dispositivo subjetivo individual.

De este millón de personas (suponiendo qué sea un número apropiado) me pregunto ¿Cuánt@s pintore(a)s había, cuánt@s diseñadore(a)s gráficos, cuánt@s intelectuales literat@s, bailarine(a)s, etc estuvieron marchando y gritando consignas? o ¿acaso necesitamos ser Picaso para pintar, Eduardo Danilo para diseñar, Marx para escribir o Loie Fuller para bailar? o ¿Es que solo sabemos marchar?


No con esto propongo que olvidemos la solidaridad comunal, ya que en palabras de Bauman "Los miedos actuales nacieron al brotar simultáneamente la liberación y el individualismo..." por lo que parece que regresar a la individualidad sería retroceder en el tiempo, pero también masificarnos es retroceder en el tiempo, donde bastaría con acordar, cual horda salvaje y perseguir al mamut de los cuernos largos para entonces apoderarnos de sus beneficios. La masa funciona como mecanismo de protección, artificial, y ciertamente dirigida, que no es lo mismo que organizada, pero parece que la masa como tal, no ha caducado, aunque ya no logre los objetivos de antaño.

Tampoco propongo que no marchemos, que no protestemos, que no acampemos, ya que no puedo negar sus útiles ventajas y beneficios, pero...

¿Cuántas marchas se han marchado? ¿Cuántas consignas se han consignado? ¿Cuánto se ha destruido y cuanto se ha construido?

Vayamos de la emoción (entusiasmo, fervor, etc) a la moción, si se busca una revolución, sería bueno no olvidar la historia pasada, donde se han tenido que evolucionar las ideas, los pensamientos y los actos para preceder un movimiento humano.

¿Qué puede hacer el cojo que no puede marchar o el manco que no puede cargar un cartelón, el mudo que no puede gritar?

¿Qué puede hacer el qué sólo sabe cantar?

Abro el telón, que desfilen los cirqueros, que se burlen los payasos, que se escenifique en el teatro, que se bailen al gobierno, hagamos un "performance" de los muertos, juguemos a ser muertos.

En esta escena descrita arriba, no hay nada nuevo, esto es de diario, así que estimado lector, si usted no salió a marchar no se sienta mal, seguro su buena lucha hace desde su espacio preferido, su buena crítica o su pésimo comentario (como el presente texto), pero si a algo exhorto, y si es de su interés y de su agrado, es que deje de pensar y replicar que una sola marcha (cualquiera que sea) presentada en televisión es un logro mayúsculo, le ruego por favor que no celebre, hasta que la cultura, la educación y el arte no sólo sea un adorno de nuestra sociedad, sino que sean parte de la vida cotidiana; ver la televisión no representa un problema, el problema es que usted se crea lo que ahí le muestran, salga a la calle y haga lo que sabe hacer, tomemos la calle con lo nuestro, no con lo que humanamente aprendemos a los 2 años, hagamos colectivos o marchas, pero sepamos por que lo hacemos, recuerde que repetir, siempre deja mal sabor de boca.

Ante mis incapacidades, sólo se escribir e intentar poner en palabras lo que siento, aunque de seguro alguna otra (des)gracia se me ha de ocurrir, pero si de nuevo se me invita a marchar, pensaría un poco antes de no aceptar.

16 oct 2011

Fotógrafo del mundo


He tenido la oportunidad de conocer a un joven fotógrafo, uruguayo y residente en Madrid, nuestro encuentro fue, por así llamarlo un accidente de la vida. Se albergó en mi casa por seis días, de un Domingo a Sábado, venía, en palabras de él, a realizar un curso.

Se presentó por su primer nombre y apellido paterno (lo cual es común en Sudamérica) y me dijo, al momento que yo lo observaba, que en repetidas ocasiones le decían que tenía un gran parecido con un famoso Mexicano: -me dicen que me parezco a Mariano Moreno Cantinflas-, vacilé sobre su equivocación y asenté con la cabeza acerca de su parecido, principalmente en la peculiar forma del bigote y barba.

Ese día nos mostró sus trabajos, unas fotografías impresionantes, parecían tener vida, algunas lloraban y otras reían, se ganó mi admiración.

Días después, en una intensa charla caímos en cuenta de nuestra gran afinidad en temas ideológicos, políticos y en la manera de percibir la vida, nada serio al parecer. Yo guardando instantes en mi mente y el fotografiándolos, yo exponiéndolos con letras y el con imágenes.

Otro día lo invitamos a la playa, ahí nos contó sobre sus experiencias en el Líbano y en Vietnam, nos platicó anécdotas en sus trabajos con mujeres inmigrantes y sus vicisitudes, tomó fotos, tomó mate y se "desnudó" un poco, habló sobre su vida personal, su esposa, sus sueños, percibí algunos de sus miedos y supe de muchos de sus logros.

Al día siguiente por la mañana lo vi sentado en una silla, cuasi dormido, me dijo que había pasado la noche encerrado en un elevador junto a seis chilenos (Justo el mismo día del aniversario del rescate de los mineros en Chile) debido a una falla mecánica, escuché con atención hasta que acabó el relato, desaparecí mientras el se reclinó en la sombra hasta quedar dormido.

Fuera de obligaciones le invité un mezcal, le expliqué su procedencia y le advertí de sus efectos, pidió probar todo lo que pudiera sobre la cultura Mexicana y tomó mezcal, -el primero es el más fuerte y para abrir garganta- le dije, demostró la certeza de mi comentario después mientras saboreaba un batido de mayonesa con chipotle y lo embarraba en unas frituras. -Algún día tengo que conocer México, dicen que es hermoso, uno de mis mejores amigos vive allá- confesó.

Al otro día él se fue, nos dimos un abrazo y acordamos alguna fecha, en algún momento para vernos de nuevo, una buena excusa para conocer Madrid, dejamos un pendiente en común, alguna colaboración gráfica , un mate, alguna charla, seguro ningún tema interesante.

Yo lo percibía cansado, más no fastidiado, como cuándo la vida te recuerda que haz logrado un uno a costa de un dos.

Un inmigrante retratando inmigrantes, un extranjero hablando con extranjeros, un fotógrafo somnoliento por el arte, aturdido por la cultura, cansado de los pies, caminante de la tierra, al conocerlo a él, me reconocí de nuevo.