El encuentro del psicoanálisis con la filosofía y la iniciación de la cultura analítica dan para ampliar la visión crítica que se tiene hacia la persona del psicoanalista, su formación y técnica así como para retomar la incertidumbre que dicho lenguaje presenta.
Desde los curiosos inicios de Freud en diversas lecturas, que a la postre se convertirían en pilares del alumbramiento psicoanalítico, Sigmund mostraba una gran atracción hacía la filosofía, pero como posteriormente comentó a Ernest Jones, “tuve el valor de apartarme”. Quizá desde las lecturas de Goethe, Freud encontró el sentido a la naturaleza médica, a raíz del majestuoso ensayo “La naturaleza”, en palabras de Freud: “me otorgó una intuición totalizadora que venía a llevar mi propio afán de una comprensión del universo”, aunque tiempo después pensemos quizás en el universo, pero de la mente. Pero el verdadero acercamiento entre Freud y la Filosofía surge dentro de la Facultad de Medicina de Viena, ya que a la par con las generalidades teóricas médicas, Freud asistía a cursos semanales dictados por el filósofo y Psicólogo Franz Brentano, en los cuales se inducía a reflexionar sobre la historia de la filosofía y nociones de la misma. Curioso pues, encontramos aquí el primer contacto del padre del psicoanálisis con la metafísica. ¿Acaso fue la cultura vienesa la encargada de este prime contacto? ¿O quizás fue el mismo Freud el que propició este encuentro? Recordemos que dentro de las recomendaciones para la formación del analista, según Caruso, y retomando a Freud, es importante tener un cierto grado de cultura, y que más cultura que la que la lectura filosófica nos ofrece, siendo los filósofos los encargados de citar a los filósofos, y encontrarse en esas citas como citantes de otros, donde, Freud, sin dudarlo, se encuentra en palabra.
Aún el joven Freud, al pertenecer al estudiantado, y según refiere Assoun, descuido cursos específicos de zoología y fisiología, pero seguía asistiendo a los cursos de Bretano, quizás con esto, dejando entrever la clara balanza que se suponía entre las ciencias tan exactas a las que dedicaba sus estudios, y a la misticidad metafísica envuelta en un discurso filosófico, empujándolo a interesarse en las diversas corrientes científicas. Destacando quizás como herencia magistral, una original alianza entre especulación y observación, Herencia adquirida por Freud, con el andar de los cursos de Brentano. La investigación personal de Brentano (Psicología desde el punto de vista empírico) que unía la exigencia especulativa y la fundación de una ciencia empírica, representaba una especie de banco de prueba para ideas de gestación ya avanzada y por otro lado, como los seminarios de Brentano se concentraban en la tarea pragmática de iniciación en los rudimentos filosóficos, Freud aprendió en ellos a leer Filosóficamente.1
Sería importante recorrer con cautela una frase citada de Freud y dirigida a Martha Bernays “La filosofía que yo siempre imaginé como una finalidad y un refugio para mi vejez, me atrae cada día mas”2 parece pues, que la dedicación a la práctica científica corre pareja con un aumento continuo de la ambición especulativa.3 Quedando claro entonces que Freud encontraba en la filosofía, su primer instancia, primera finalidad y también dedicarle a la misma, sus últimos días, aunque coincidentemente, encontró en el psicoanálisis su modo de vivir y su tipo a morir, en palabra y en acto. Repasemos entonces tres etapas previas a la creación del psicoanálisis: 1) La integración de Freud al estudio de la medicina, 2) El encuentro de Freud con las reflexiones filosóficas 3) La mezcla entre la ciencia médica y la metafísica filosófica. Entre ellas, existen una relación, cada una desde su perspectiva única sin embargo atravesadas por el fantasma de la filosofía como discurso y espíritu único e inicial.
Sin embargo a lo largo del crecimiento teórico del psicoanálisis, Freud se aleja espontáneamente de la filosofía, negándose a responder cuestionamientos referentes a la misma, así como manejar esta separación como una estrategia sistemática, simultáneamente de parte de Freud se multiplicaban las criticas y sarcasmos hacia los filósofos, en tanto que de manera paradójica llenan sus discursos las referencias a las teorías filosóficas precisas. 4
Para cerrar la indagación acerca de la relación de Freud con la filosofía, es necesario entender la consecuencia de hacer un exhaustivo método de investigación a las obras a las que se hacen referencia a la filosofía por parte de Freud, ya que sólo sabiendo la cuestión de la mención, atestiguaremos su porque, pero ¿por qué renunciar a la filosofía como soporte principal de la teoría psicoanalítica? Citando a Lou Andreas-Saloumè en su diario del día 23 de Febrero de 1913: “Hablamos de sus reservas frente a la filosofía pura, del sentimiento que Freud experimenta, de que, en el fondo, habría de luchar contra la necesidad racional de una unidad definitiva de las cosas, porque, en primer lugar, esa necesidad proviene de una raíz y de un alto grado de costumbres antropomórficas y en segundo lugar, porque esta puede constituir un obstáculo o puede ser embarazosa en la investigación científica positiva individual”.
Será en palabras de Assoun la condena del doble enfoque crítico de la realidad filosófica que se desprende de las obras freudianas, “sí.. el obstáculo a la investigación científica que representa la filosofía como tipo de relación con lo real, y por otra parte, el diagnóstico sobre la filosofía como actividad del pensamiento y forma cultural, sin embargo dejando un gran enigma: Cual es el lugar de la presencia de la filosofía en la argumentación Freudiana, donde ella obra positivamente y activamente. Quizás habría que ser analizando e impregnarnos de la etimología Psicoanalítica Freudiana para esclarecer tan grande enigma.”
Muchos detractores del psicoanálisis se manifiestan con la posibilidad de la técnica como algo mágico, fantasioso, mas sin embargo es de nosotros sabido que aquel que llega a ser psicoanalista, no lo es por azar, la formación psicoanalista se busca concientemente, mas bien dicho inconscientemente, como diría Caruso, uno se vuelve psicoanalista por el simple hecho de ser neurótico y claro está un neurótico en falta. Todo psicoanalista busca respuesta a sus propias dificultades, a sus grandes dudas, y vaya que si el grueso de los psicoanalistas son neuróticos, al compartir el no saber que hacer con su vida. No esta contento con sí mismo, ni con su neurosis, busca comprenderse y hallar respuestas antropológicas a sus conflictos humanos, y para ello la vía magna, analizarse.
El psicoanálisis no entra dentro de la introspección o la magia, mas bien es una acción social simbolizada por un grupo de dos partícipes y por cierto, una acción social muy complicada, difícil y lenta. 5
En el Psicoanálisis no existen las polaridades, el negro y el blanco, lo bueno y lo malo, más bien, existe un lado negativo y uno positivo, por eso, es recomendable, que el analizando este perfectamente analizado, aunque la palabra perfecta, fuera de encontrar un albergue en lo idóneo, pensemos, nos acerque mas a la finalidad del análisis mismo. Por eso, los analistas que mantiene el mito de perfecto analizado, quizás son gente mal analizadas, que viven el análisis como un ritual, y la palabra como sacramento recibido, ven con desprecio a los demás analizados, y formulan y crean grupos psicoanalíticos de apoyo para mantener viva esta tradición.
Y entonces, al aire queda una duda, ¿Cómo debería de ser un analista “perfecto”? De inicio consideremos desechar la palabra perfecto, por razones antes explicadas, tomemos como campo la palabra completo, ¿Cómo debería de ser un analista completo?
Caruso nos presenta un par de criterios acertados acerca del supuesto analista completo, el analista debería de ser un sabio, tanto para el saber técnico, un analista tiene que permanecer abierto ante todo, con una buena cultura general, y una formación especializada psicoanalítica seria.
Louis Azorin menciona algunas características deseables para una analista, como: buena potencialidad de su personalidad, madurez, etc. ; tener un auténtico interés por el paciente, tanto por los problemas prácticos como los psíquicos, es importante la aspiración a la realización de sí mismo, una buena capacidad de investir sanamente sus afectos, un espíritu alerta.
Ahora, que la crítica más fuerte al analista de mi persona, sería enfundada en el auto análisis, surge como duda, la posibilidad de darse psicoanálisis a si mismo, sin la necesidad de transferir en alguien más las mociones a trabajar, mas sin embargo el auto análisis prepara o acelera la decisión a emprenderlo.
El auto análisis se basa en la reflexión de su actitud frente a los otros hombres, no es para nada un intento de comprende un yo mitológico, ni una búsqueda de las ilusiones, puesto que nos puede llevar a un descubrimiento científico, una transformación profesional, encontrando como raíz la Inter subjetividad, el diálogo, la descentración. Todo auto análisis como todo psicoanálisis es un desgarramiento entre la vinculación enamorada a sí mismo, por una parte, y por otra la problematización de sí mismo en el riesgo y en el enfrentamiento con otros hombres.
Más sin embargo, no se puede obtener una transformación de sí mismo solamente trazando uno la propia frontera con los otros hombres, sino, a través de relaciones humanas, y que sólo éstas pueden ser analizadas.6 Algo nos avoca, el problema de la transferencia, que al parecer faltaría en el auto análisis, más sin embargo, la transferencia seria hacía el testigo de auto análisis, y la transferencia, quizás se encuentre en el móvil del auto análisis, en el motor interpersonal, en el peculiar motivo de consulta del analizando como analizado.
Queda claro entonces, las características del psicoanálisis como praxis, según el concepto hegeliano, y la intervención del analizando en funciones propias, y como no emprender la discreción del psicoanálisis y del estudio del mismo, si no comenzamos por los valientes universitarios que se forman día con día y la praxis diaria.
Citas:
(1) Assoun, P.L. (1982) Freud la Filosofía y los filósofos, Buenos Aires, Editorial Paidos.
(2) Assoun, P.L. (1982) Freud la Filosofía y los filósofos, Buenos Aires, Editorial Paidos.
(3) Assoun, P.L. (1982) Freud la Filosofía y los filósofos, Buenos Aires, Editorial Paidos.
(4) Assoun, P.L. (1982) Freud la Filosofía y los filósofos, Buenos Aires, Editorial Paidos.
(5) Caruso, I. (1966) El psicoanálisis, lenguaje ambiguo, México D.F., Fondo de Cultura Económica.
(6) Caruso, I. (1966) El psicoanálisis, lenguaje ambiguo, México D.F., Fondo de Cultura Económica.
Bibliografía:
Assoun, P.L. (1982) Freud la Filosofía y los filósofos, Buenos Aires, Editorial Paidos.
Caruso, I. (1966) El psicoanálisis, lenguaje ambiguo, México D.F., Fondo de Cultura Económica.