18 oct 2011

Indignados ¿sabemos sólo marchar?


El 15 de Octubre pasado más de 1 millón de personas en 90 países y 900 ciudades salieron a la calle a manifestarse en el llamado "15o Global Change", un movimiento ciudadano, sin políticas de por medio, excitable, voluble y justificado. En las redes sociales el impacto de dicho movimiento fue innedito, parecía que había una sincronía magnifica en donde con solo ver las imágenes, nos sentíamos aliados al movimiento, percibíamos un avance enigmático en la lucha contra el supremo sistema mundial opresor y una pequeña luz al final del camino. En mi indignación y aparente desconcierto preferí no asistir a la movilización, parece que algo no entendía de tal suceso, continuamente me preguntaba ¿Acaso sólo sabemos marchar? ¿Es la mejor y/o última opción manifestarnos para exigir un cambio? Tal vez y siendo un neofito en esto, las respuestas no tardaron en llegar, seguro ya se habían agotado "todas" las alternativas previas o simplemente es más fácil enajenarse al movimiento social que accionar un pequeño dispositivo subjetivo individual.

De este millón de personas (suponiendo qué sea un número apropiado) me pregunto ¿Cuánt@s pintore(a)s había, cuánt@s diseñadore(a)s gráficos, cuánt@s intelectuales literat@s, bailarine(a)s, etc estuvieron marchando y gritando consignas? o ¿acaso necesitamos ser Picaso para pintar, Eduardo Danilo para diseñar, Marx para escribir o Loie Fuller para bailar? o ¿Es que solo sabemos marchar?


No con esto propongo que olvidemos la solidaridad comunal, ya que en palabras de Bauman "Los miedos actuales nacieron al brotar simultáneamente la liberación y el individualismo..." por lo que parece que regresar a la individualidad sería retroceder en el tiempo, pero también masificarnos es retroceder en el tiempo, donde bastaría con acordar, cual horda salvaje y perseguir al mamut de los cuernos largos para entonces apoderarnos de sus beneficios. La masa funciona como mecanismo de protección, artificial, y ciertamente dirigida, que no es lo mismo que organizada, pero parece que la masa como tal, no ha caducado, aunque ya no logre los objetivos de antaño.

Tampoco propongo que no marchemos, que no protestemos, que no acampemos, ya que no puedo negar sus útiles ventajas y beneficios, pero...

¿Cuántas marchas se han marchado? ¿Cuántas consignas se han consignado? ¿Cuánto se ha destruido y cuanto se ha construido?

Vayamos de la emoción (entusiasmo, fervor, etc) a la moción, si se busca una revolución, sería bueno no olvidar la historia pasada, donde se han tenido que evolucionar las ideas, los pensamientos y los actos para preceder un movimiento humano.

¿Qué puede hacer el cojo que no puede marchar o el manco que no puede cargar un cartelón, el mudo que no puede gritar?

¿Qué puede hacer el qué sólo sabe cantar?

Abro el telón, que desfilen los cirqueros, que se burlen los payasos, que se escenifique en el teatro, que se bailen al gobierno, hagamos un "performance" de los muertos, juguemos a ser muertos.

En esta escena descrita arriba, no hay nada nuevo, esto es de diario, así que estimado lector, si usted no salió a marchar no se sienta mal, seguro su buena lucha hace desde su espacio preferido, su buena crítica o su pésimo comentario (como el presente texto), pero si a algo exhorto, y si es de su interés y de su agrado, es que deje de pensar y replicar que una sola marcha (cualquiera que sea) presentada en televisión es un logro mayúsculo, le ruego por favor que no celebre, hasta que la cultura, la educación y el arte no sólo sea un adorno de nuestra sociedad, sino que sean parte de la vida cotidiana; ver la televisión no representa un problema, el problema es que usted se crea lo que ahí le muestran, salga a la calle y haga lo que sabe hacer, tomemos la calle con lo nuestro, no con lo que humanamente aprendemos a los 2 años, hagamos colectivos o marchas, pero sepamos por que lo hacemos, recuerde que repetir, siempre deja mal sabor de boca.

Ante mis incapacidades, sólo se escribir e intentar poner en palabras lo que siento, aunque de seguro alguna otra (des)gracia se me ha de ocurrir, pero si de nuevo se me invita a marchar, pensaría un poco antes de no aceptar.

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