La moción procura la posibilidad del movimiento, la emoción sustrae al sujeto, la palabra lo significa y sin embargo, se mueve.
20 dic 2011
Huí
La lluvia hace la de las lagrimas,
escenifica la melancolía y resignifica el amor.
Que sería entonces sin la posibilidad del ser
que sería pués de la incertidumbre del mar y de su oleaje.
Más allá del mar, existe el sentimiento, la pasión, el baile
como no pensar en vos cuando de mi pensamiento naciste
como no nacer en ti, si es por ti que hoy escribo,
que serán de mis dedos, de mis días, de mis suelos
si tan sólo te alejas por la caida del día y el regreso de la noche
como pensar en la luz si es en el oscuro cuando bebemos
como no saber, que sos una media de mi ser,
como no darle al tiempo la ausencia de vos
como no dedicarte estas lineas, si solo así es que te creo.
11 nov 2011
Sana danza
Ver y escuchar a Ravi Shankar interpretar: Morning Love.
Había una madre, llamada tierra, llamada luna, llamada Hari Prem,
ella sabía que yo no podía bailar y me susurró al oído que sintiera,
¿Sentir? pero yo sólo sentía que no podía bailar,
un día me llevo a un lugar de maderas e inciensos,
ahí distinguí la piel de un borrego pero yo seguía sin poder bailar,
respiré y comencé a hablar un lenguaje desconocido,
había música arritmica y personas extrañas
yo ya no quería bailar, pero me traicionaron mis pies,
poco después mis manos también, no pude más,
el torso gritaba y mi espalda aún necia se erguía,
se me nubló la vista y vi aquel manto blanco,
volé hacía él, en ese momento bailé, en ese momento sané.
Había una madre, llamada tierra, llamada luna, llamada Hari Prem,
ella sabía que yo no podía bailar y me susurró al oído que sintiera,
¿Sentir? pero yo sólo sentía que no podía bailar,
un día me llevo a un lugar de maderas e inciensos,
ahí distinguí la piel de un borrego pero yo seguía sin poder bailar,
respiré y comencé a hablar un lenguaje desconocido,
había música arritmica y personas extrañas
yo ya no quería bailar, pero me traicionaron mis pies,
poco después mis manos también, no pude más,
el torso gritaba y mi espalda aún necia se erguía,
se me nubló la vista y vi aquel manto blanco,
volé hacía él, en ese momento bailé, en ese momento sané.
4 nov 2011
Historias del IMSS en 140 caracteres
La vista esta nublada, el amanecer solitario en la gran ciudad industrial, todo en silencio a mi alrededor.
Una cortina me separa del paciente de junto, escucho un sonido intermitente, parece que fallece, su nombre es: Esperanza.
Se rompe el silencio, un niño estalla en llanto, el dolor es evidente, un par de enfermeras atiende.
Se asoma el sol por la ventana, uno a uno los pacientes comienzan a levantarse, abren los ojos y recuerdan donde están.
Después de los pacientes se despiertan sus familiares, los cuales postrados sobre sillas, desentumen sus pesados sueños.
Adriana ha fallecido, no hay más que una cama vacía, y con ella se fue la paciencia.
Yo aún no despierto, sigo soñando con ella.
3 nov 2011
“¿En busca de la piedra de la locura?” Breve recorrido sobre la Psicosis a partir de la pintura de Jérome Bosch
La
locura ha sido tachada de ajena, de
diabólica, de inhumana. Satanizada, habría que remitirnos a los dairenes
(barcos en los cuales se mandaban a altamar a los diagnosticados como locos)
para entender como, en un santiamén, desaparecieron de la faz de la tierra
tantos vagabundos, borrachos, prostitutas e indigentes: todos ellos locos.
También sería interesante saber que en la primera mitad del siglo XIX, la mayor
parte de los integrantes de asilos estaban diagnosticados con esquizofrenia o
locura. Entonces es normal conjeturar que todo aquel deficiente social o
decrépito mental entraría en este grueso, vamos, una excelente excusa para arraigarlos en
sanatorios y dejarlos al sol, como vegetales en mantequilla… ¡Oh cruel
humanidad¡
¿Es
esto sólo digno de estas épocas? A
mediados del siglo XIV, El Bosco plasmó en su famosa pintura: “La extracción de la piedra de la locura”,
la percepción social de la locura y de la credulidad humana. Lo que se
representa en “La extracción de la piedra de la locura” es una especie de operación quirúrgica que se
realizaba durante la Edad
Media, y
que según los testimonios escritos sobre ella, consistía en la extirpación de
una piedra que causaba la necedad del hombre. Se creía que los locos eran
aquellos que tenían una piedra en la cabeza.
Los protagonistas impresos
en la mayoría de los cuadros del Bosco siempre fueron, la humanidad, pero si
entonces la Locura es inhumana, ¿Qué plasmaba El Bosco? Plasmaba a la humanidad
que incurre en el pecado y es condenada al Infierno; donde
vamos ya esclareciendo lo que se entendía por la locura, y al mismo tiempo
comenzamos a exculpar las atrocidades de sujetos que viajaban en los ya
mencionados dairenes.
Sin embargo, es
mejor visto la Locura ya deslindada de la Psicosis y las Esquizofrenias, bien
entendida el concepto de Locura como un goce popular, discriminativo y
elitista, donde “De músicos poetas y locos todos tenemos un poco”.
¿Qué sucede en
realidad? Citando a Lacan: “Freud traza una división de las aguas…entre por una
lado la paranoia y por otro… lo que se llamase parafrenia, que corresponde con
toda exactitud al campo de las esquizofrenias”; continuando: “Psicosis no es
demencia, las Psicosis son, lo que siempre se llamó y legítimamente se continua
llamando: Las Locuras”, entonces ¿Qué es la paranoia? Volvamos a Lacan y desde
su descripción del Paranoico intentemos esclarecer esta turbia ambigüedad: “Un paranoico era un malvado, un
intolerante, un tipo con mal humor, orgullo, desconfianza, susceptibilidad,
sobreestimación de si mismo…. Cuando el paranoico era demasiado paranoico,
llegaba a delirar”.
En supuesto
entendimiento, borroso pero intenso de Psicosis, Locura y Paranoia avancemos un
poco y retomemos a El Bosco.
En la obra “Extrayendo la piedra de la locura”
aparece un falso doctor que en vez de un birrete (usado en actos ceremoniales, por
magistrados, jueces, letrados, abogados, etc.) lleva
un embudo en la cabeza (símbolo de la estulticia),
extrae la piedra de la cabeza de un individuo mayor y grueso que mira hacia
nosotros, aunque en realidad lo que está extrayendo es una flor, un tulipán, que bien podría ser, un tulipán de la
pasión (nombre genérico a un postre popular en Europa, recalco, popular.).
Su bolsa de dinero es
atravesada por un puñal, símbolo de su estafa. Es usado como expresa crítica contra los
que creen estar en posesión del saber (ó del supuesto saber) pero que, al
final, son más ignorantes que aquellos a los que pretende sanar de la supuesta
locura. Un fraile y una monja están presentes también en la escena; la
religiosa lleva un libro cerrado en la cabeza, esto como simbolización del
falo, representado en sabiduría y a las atrocidades de las que se acusaba
fuertemente al clero; esta figura femenina puede ser entendida
igualmente como una bruja con el libro de los conjuros sobre la cabeza; aquí me gustaría
detenerme y hacer mención a las brujas, mujeres, poseídas, médiums y capaces de
anteponer al cuerpo ante los males humanos, es pues, la representación de la
conversión: la histeria. El fraile sostiene un cántaro de vino y por último, un detalle importante en el
lienzo: la siguiente leyenda: “Maestro, extráigame la piedra, mi nombre es Lubber
Das”. Dónde Lubber Das significa, mi nombre es tonto.
¿Quién es el enfermo? ¿El
Loco o el enfermo del médico que lo “puede” curar?
La postura del Psicoanálisis para con el tratamiento
de las llamadas Locuras:
Comencemos
bajo la premisa de Erasmo de Rotterdam, quién decía que el loco, es un
investigador de la locura social donde en la esquizofrenia al fracturarse el
yo, prácticamente no hay distancia entre la Psicología individual y la social,
teniendo el Yo del esquizofrénico fragmentado en los “otros”. Paranoia y poder
son equivalentes, “Nadie ver mejor las propiedades de la masa, que el paranoico
ó el poderoso” dice Elías Canneti, un enfermo mental que expulsado, indefenso y
despreciado, ha pasado sus días aletargado en una institución puede, por los
conocimientos que ayuda a proporcionar, ser mucho más significativo que Hitler
y Napoleón juntos, e iluminar a la humanidad acerca de su maldición y sus
señores” ¿Para qué somos buenos los Psicoanalistas?
La
técnica Psicoanalítica es descartada a fecha, por los fundamentos de su propia
teoría: la transferencia (entiéndase caso Schreber). Donde se postula la poca o
nula capacidad del Loco a transferir, eliminando con esto, la herramienta
fundamental del analista, quién entonces tendrá que lidiar con un yo
fragmentado, buscando un espejo, cual pintura de el Bosco, para no solo
construirse, sino conocerse. Pensemos pues en la metáfora siguiente: Un
psicótico al ver ese espejo propuesto por el analista, no reconocerá a su
padre, a su madre, o a cualquier representación edípica, sino más bien,
encontrará un sinfín de músculos, sangre y nervios, listos para ser convertidos
en delirio, en el mejor de los casos, un delirio que lo permita sostenerse.
Es
claro y cierto que la interpretación y el silencio no funcionan en la Psicosis
y menos si se sostienen en la teoría de la homosexualidad latente; un analista,
puesto, bajo esa forma de pensar la Psicosis, acabará colocando al paciente en
el mismo lugar del médico de Schreber, en el lugar del poder. Dónde los
pacientes Psicóticos, debido al alto grado de dificultad que el análisis
infiere, suelen ser una disputa teórica y clínica. ¿Seremos acaso ese falso
doctor en la pintura del Bosco? Procurando sanar la locura, mediante técnicas
no científicas y con una bata, que a veces la hace de capa.
Como Psicoanalistas habría que escuchar, en
primera escena, la postura de Contardo Calligaris cuando afirma que: La clínica
Psicoanalítica no es una clínica descriptiva ni fenomenológica, sino que es una
clínica estructural, estructural en medida en que el diagnóstico se elabora en
la transferencia. No teniendo un diagnóstico sobre la transferencia del sujeto,
ya que entonces la transferencia sería un fenómeno más. Se trataría más bien de
que en la transferencia que el discurso del analizando organiza, a partir del
lugar en el que el paciente ubica al terapeuta, existe ya un diagnóstico
posible, existe pues una clínica de la psicosis posible. Entendiendo esto
pensaríamos, sin problema alguno, que la clínica de la Psicosis desde el
Psicoanálisis permitiría un diagnóstico del paciente psicótico sin los síntomas
clásicos de las Psicosis. Retomando el caso que nos
atañe, no sería necesario ni el libro del supuesto saber, esa posición
imaginaria del analista, ni la bata e inclusive, ni el sometimiento del
paciente como esclavo del analista en esa relación Hegeliana de amo y esclavo.
¿Qué necesitaría entonces hacer el analista? Una opción quizás viable, sería la
de proporcionar la capacidad de la identificación imaginaria al sujeto
psicótico, a aquel que no le duele nada, que desconfía de todos, incluido de
aquel que le busca extraer la piedra de la locura. Quizás así con la
identificación al otro, no solo queden palabras que no logran atrapar objetos,
así con la imposición de un falo ordenador, se permitirá sustituir a ese padre
simbólico extraviado y no registrado, y que su cuerpo pueda hablar, sin llegar
a la conversión. Habrá que hacer con el paciente un trabajo de tejido de su yo,
sin llegar a proporcionar un self falso, habrá que ser pues, cuidadosos y
mesurados. Concuerdo entonces de nuevo con Contardo Calligaris: “Lo qué más
resultado ha producido es que el analista se ofrezca de soporte idealizado y
amado, con la ayuda de la retórica y del humor, que eso no origine en ellos el
efecto de quedar del otro lado del espejo”, logrando pues poderlos ubicar,
tejerlos en el territorio de la mirada amable del analista.
Pareciese que entonces los Analistas
seguimos buscando aún extraer esa piedra de la locura, sin saber que se quiere
encontrar, donde apenas un tal Lacan y algunos otros han querido ir más allá de
la comodidad de los manuales Psiquiátricos y diagnósticos, donde referimos a
los pacientes Psicóticos a Psiquiatras con la idea de la no disposición de los
pacientes sin un fundamento farmacológico.
En
la obra de Jerónimo Bosch “Extrayendo la piedra de la locura” quedarían claras
algunas puntualizaciones acerca del trabajo del analista en la clínica de la
Psicosis.
· Habría que abandonar la
posición, no sólo del supuesto saber, sino del amo todopoderoso que responde al
clamado: “Maestro, extráigame la piedra de la locura”.
· Sería interesante una
alianza con Lubber Das, el tonto, para, cual niño, de la estulticia nos brote
la amabilidad y con oficio ocupemos el embudo sobre nuestra cabeza. Qué ese tulipán (de la
pasión) extraído al paciente no sea el postre al final del banquete, sino de la
posibilidad de la escucha, no de la búsqueda de la cura.
La
locura pues, ambigua por efecto y por su uso propio, ensanchadora de
intervenciones multidisciplinarias, motivo de películas y poesía, donde la
locura se preguntaría ¿Cómo se vuelve loco el loco?
¿Me preguntáis como me volví
loco? Así sucedió.
Un día mucho antes de que
nacieran los dioses, desperté de un profundo sueño, y descubrí que me habían
robado todas mis máscaras.
Gibrán
Khalil Gibrán
Bibliografía:
Calaso, R. (2004). El loco impuro, Revista Erinias, Año 1,
Número 1. Puebla Puebla: Escuela Libre de Psicología.
Calligaris, C. (1989). Introducción
a una clínica diferencial de las Psicósis. Artmed.
Focuault, M. Historia
de la locura en la época clásica. Fondo de Cultura Económica.
Freud, S. (1911). Puntualizaciones
psicoanalíticas sobre un caso de paranoia descrito autobiograficamente.
Buenos Aires: Amorrortu.
Khalil, K. G. (1919). El
loco.
Lacan, J. El
seminario 3, Las Psicosis. Buenos Aires: Paidós.
Montoya, A. (2006). Paisajes de la Locura, México D.F., Paradigma
Nasio, J. D. (1988). Enseñanza
de siete conceptos cruciales del Psicoanálisis. Buenos Aires: Gedisa.
Rotterdam, E. Elogio a la Locura, Madrid, ESPASA.
2 nov 2011
Calavera 2011
Este día de muertos
Tengo poca inspiración
Pues muchos fallecidos
vivían en mi corazón
Se me fueron mis mascotas
Y dos seres queridos
pasamos la desgracia
Con mezcal y con pujidos
Un gato era Jodón
Coqueto y divertido
Y tras una linda gata
Al panteón quedó metido
El otro era canuto
Más peludo y agresivo
Y ahora del pobre muerto
quedó solo el rabito
De don José Muñoz Delgado
Hay mucho que halagar
con carisma, bien parecido y guapo
es todo un catrín en el mas allá
Mi tia Nana a la calaca burlaría
Pues por sus méritos en vida
Del panteón se salvaría
Y con dios ahora vive una nueva vida.
Hoy les he contado
de todos mis dolores
Con un poco de gracia
pa despistar mis temores.
28 oct 2011
Análisis de la Película: "El Perfume"
La
consigna de realizar el análisis de la película “El Perfume” suena complicada
desde algunas perspectivas, comenzando con la tremenda dificultad “popular” de
analizar un personaje desubjetivizado, así como encontrar que de dicha película
se tienen también referencias bibliográficas, las cuales difieren de la
cinematográfica, es digno aclarar entonces que lo que se presenta a
continuación es un esbozo del acercamiento del tema de Perversión mediante la
teoría Psicoanalítica y no un análisis de la película ciertamente, convergiendo
pues, dentro del material revisado.
Comenzaremos
con revisar el concepto de Narcisismo ya que engloba diversas circunstancias
dentro del entendimiento del Psicoanálisis. Para Freud la utilización del término es en referencia a
un estadio normal en el desarrollo de la libido, algo contrario a los primeros
conceptos Psiquiátricos quienes ubicaban al Narcisismo dentro del orden de la
Patología. Ya lo menciona Freud en el texto Introducción al Narcisismo: “El
narcisismo, en este sentido, no sería una perversión, sino el complemento
libidinoso del egoísmo inherente a la pulsión de autoconservación, de la que
justificadamente se atribuye una dosis todo ser vivo”, posterior a esto
encontraríamos la fragmentación del concepto; el narcisismo primario, en el
cual no hay un yo constituido y predomina el autoerotismo y un momento después,
donde las pulsiones sexuales comenzarán
a diferenciarse de ese estado primario, aunque apuntaladas al principio en la
satisfacción de pulsiones yoicas y devendrán entonces las primeras elecciones
de objeto, vemos pues un notorio distanciamiento entre el proceso primario y el
secundario.
Pensemos
entonces que dentro de este concepto resaltan ya la autoconservación y la
necesidad de completitud dentro del sujeto mediante la constitución de su yo así
como el ejercicio de la satisfacción. Llevemos pues este primer avance hacia el
contexto de la película. Pensemos en la conformación del Yo de Jean-Baptiste,
un ser nacido en la pestilencia del mercado informal y ante la renuencia de su madre hacia la vida. Justo
en este instante de muestra de amor/odio maternal que Jean-Baptiste encuentra
en el olfato su persistencia a vivir (bien llamada para el Psicoanálisis
pulsión de autoconservación ó eros) al mismo tiempo que condenaba al
fallecimiento a cualquier ser capaz de mostrarse emotivo ante él (su madre, el
encargado de las pieles, el perfumista, etc.). Comienza así el relato de “la
vida y obra” de Jean Baptiste, quien a
través de la búsqueda del “aroma perfecto” encontraría la máxima satisfacción
de completarse a sí mismo.
Quizás
pensar en la perfección de un aroma no sería explicable sin inducir el término
de libido, o mejor dicho, ¿Sería acaso la carga libidinal de ese primer momento
de vida, de esa negación maternal y de esa pulsión de autoconservación mediante
el olfato, la responsable de la Perversión en Jean Baptiste? ¿Serían adecuados
los rasgos Psicóticos como para comprometernos a una estructura de tal tipo?
Procuraré ahondar en dichas cuestiones considerando los fragmentos de la película como ejemplificativas y secuenciales
y contemplando el presente no como un método diagnóstico sino más bien como un
ensanchamiento de la teoría.
Iniciemos
pensando que el termino narcisismo era en 1909 un estadio intermedio entre el
autoerotismo y el amor de objeto, el cual pareciese que en Jean-Baptiste se
encontraba en plenitud. Pensemos también la capacidad de amor que pudiese haber
experimentado Jean-Baptiste tras el primer rechazo maternal, seguramente en la
lógica Freudiana, estaría entonces vetado de cualquiera relación de objeto
posterior, a menos que cierta relación le representara el completarse. Sin
embargo posterior al nacimiento Jean Baptiste es llevado a un orfanato el cual
dirige Madame Gaillard, donde su
primer contacto con iguales surge al intentar ser asfixiado, los niños son
reprendidos al ser salvado por la Directora del instituto, entonces Jean Baptiste
lanza un llanto como símbolo de sostén a la vida, un llamado ante la ausencia
de quien tendría que cuidarle.
Es
importante aquí mencionar que la noción de pulsión se refiere principalmente a
las nociones más elevadas de la física-materia, sobre la fuerza y atracción. El desarrollo de su infancia se valora
mediante un acto narcisista de la satisfacción de los olores, pareciese que son
justamente estos olores el único contacto con la realidad o más bien su propia
realidad. No sería extraño pensar que después de esta aseveración encontráramos
al Protagonista en una supuesta estructura Psicótica, carente de realidad, pero el pensarlo tal cual, haría tedioso y
aburrido nuestro análisis.
Jean
Baptiste es vendido a un representante de la autoridad, a un groso trabajador
de pieles, grotesco y burdo, quien le enseña lo básico para la sobrevivencia
inclusive considerándolo como tutor. Jean-Baptiste se vuelve tan fuerte como
una bacteria, se convirtió en un ejemplo de docilidad, Grenoville estaba vivo.
A manera de recompensa por su buen trabajo, le es mandado a Paris y es ahí
donde encuentra de nuevo esa satisfacción olfativa, sin preferencias ni
clasificaciones, se da a los olores, al goce, no distingue entre el bien y el
mal, solo disfruta, tal cual un perverso polimorfo, un niño pues.
Su
objetivo es poseer todo cuanto olores el mundo podía ofrecerle, sólo una
condición, que fueran nuevos olores. Comienza
a dejarse guiar por los aromas hasta dar en una reconocida perfumería, donde
por primera vez tiene contacto con “AMOR
Y PSIQUE”, (dado que este ensayo tiene un contexto Psicoanalítico no dejaré
pasar la idea de lo ambiguo de este peculiar nombre: AMOR Y PSIQUE.
Jean-Baptiste se encuentra a mí parecer en una lógica de Narcicismo pre genital,
donde ciertamente el único amor que conoce es el suyo, sin embargo es bien
pensada la idea de que no prolifera estructura alguna, llámese Perversión o
Psicosis y que ciertamente, sólo dentro de la “Psique” se estructura el
onanismo).
Regresando
a la trama, es el turno de hablar de “La chica de las ciruelas”, a quien sigue
penetrado por su olor, ella lo detecta lo huele es el primer instante en el que
él es identificado por alguien mediante el olor, le da un gesto de amor le
ofrece ciruelas y el arremete contra su aroma, en ese momento entiende la
necesidad de poseerlo. Sin embargo el se acerca a centímetros de ella y no es
reconocido por el olor, pareciese que no huele a nada, ella grita despavorida
mientras él la asfixia dándole muerte. ¿Cómo reacciona ante la muerte? se
asusta, sin embargo la desnuda y se prende a disfrutar los olores corporales de
la chica buscando algo en ella recorriendo todos sus lugares queriendo atrapar
la esencia que lo había atraído. Recordemos que dentro del artículo de “Los dos
narcisismos” mediante una intervención de Mannoni, se retoma la idea del narcisismo desde dos instancias, el
primero, al ser cargados los objetos por la líbico, o más bien su imagen y el
segundo, donde lo catectizado es la realidad ontológica del yo, donde puede
cargar algo simétrico a la imagen del yo. Tendremos así dos narcisismos, uno en
el que la libido carga intrapsiquicamente el yo ontológico y el otro donde lo
cargado, es el ideal del yo. Pensemos pues en que este primer momento, “la
chica de las ciruelas”, se instauró como una imagen cargada de afecto, la cual
enfatizó su pérdida del amor. Pensemos pues que ciertamente el enamoramiento
será esa fase superior de la libido de objeto.
No
sabría aseverar a ciencia cierta sí esta
“chica de las ciruelas” haya despertado
en él una satisfacción alterna a la olfativa, vamos si hubiese vestigios de
sexualidad, lo poco que nos deja entrever la película, no hay rasgos del
desarrollo psicosexual propiamente dicho y recordemos que sin esta posibilidad
evolutiva la construcción del yo es empresa difícil. Sin embargo y desde la
perspectiva Lacaniana, el yo va a surgir a partir del otro, quizás pensando al
otro como el objeto fetiche (desde lo imaginario), sin embargo quedaría claro,
el Narcisista elige sus objetos sexuales tomándolos de sus vivencias de
satisfacción, las primeras satisfacciones sexuales auto eróticas son entendidas
a remolque de funciones vitales que sirven a la autoconservación, tal cual “la
esencia” de las personas.
Aquella
noche no pudo dormir, el embriagador poder del olor de la chica de repente le
hizo tener claro porque se aferraba tan tenazmente a la vida, tan salvajemente,
el significado y objetivo de su miserable existencia tenía un alto destino: “aprendería a preservar las fragancias y de
ese modo jamás se perdería de semejante belleza”. Posterior a esto conoce a
Giuseppe Baldini, quién al ser un perfumista en decadencia, y al ver en
Jean-Baptista un don en el olfato, accede a tomarlo por aprendiz. Sin embargo
existe un momento clave de la relación, cuando al reprenderlo le menciona: -No
puedes… porque el talento no significa nada, experiencia con humildad y trabajo
duro lo significa todo.-
Sin
embargo, el objetivo de Baptiste es aprender
como mantener el olor (la esencia) de las personas y de cualquier cosa,
es entonces donde se le comunica que todo perfume incluye: La cabeza, el alma y
la base. Pudiésemos suponer que esta necesidad de contener el olor, la esencia,
es ciertamente el objeto fetiche, aquel capaz de mantener a Jean-Baptiste en su
original realidad, dándole la capacidad de placer desde su muy poca perspectiva
humana. Entendamos que según Kraft-Moll el fetiche se puede concluir en robos,
simples o con violencia, y ¿Qué no acaso el solamente robaba la esencia? Continuando
en la línea del fetichismo y abundando en el texto “Fetichismus”, José Assandri
citando a Freud menciona que ciertamente, existen casos de fetichismo donde el
placer, un placer original surge desde la cuestión olfativa en los pies sucios,
más a diferencia de la expulsión que pretende el fetiche para simplemente
quedarse con la fijación en el pie, Jean-Baptiste renuncia a cualquier objeto
humano para entregarse al olfato en sí. Se postula la idea del fetichismo
entonces como horror a la ausencia del pene en la mujer, sin embargo, ¿Pudo
surgir ante el horror de la presencia de la mujer misma?
Contemplando la idea de que solo el alma
humana es la esencia indicada para su obra maestra, Baldinni le recuerda que se debe dejar que el objeto muera con su esencia
intacta. Jean-Baptiste insiste en experimentar con la destilación de diversos
objetos, hasta que se encuentra con la tormentosa verdad de que no se puede
destilar el olor de los humanos, a consecuencia de esto sufre un desmayo y al
enfrentarse a esta desmentira parece fallecer perdiendo el sentido de la
vida.
Entonces
le es comunicado un nuevo método de apropiación de fragancia, en un lugar
lejano, Grasse. Su nariz lo conduce a la lejanía de los hombres, hacia el polo magnético de la
máxima soledad posible, un lugar en la tierra donde la esencia era casi ausente.
Una cueva donde se toparía consigo mismo. Olvidó planes y obsesiones, solo
soñaba, dormía. Sus sueños eran angustiantes, lo confrontaban con el fracaso de
su realidad, (nadie lo veía, ni lo percibía) había miles de olores en sus
ropas, solo un olor estaba ausente, el suyo, por primera vez en su vida se dio
cuenta que no percibía su propio olor, no existía como sujeto, el yo estaba ausente, pareciese que solo el ello
es quien gobernaba. Simplemente acudiendo una y otra vez a su
memoria olfativa para hacerse el dios de su mundo interior compuesto por todos
los olores que conoce.
Sin embargo sucede la posibilidad de la
omnipotencia, justo como golpe de suerte ante la pérdida del olfato, se da
cuenta que al no ser percibido puede estar siempre presente, sin embargo, en la
búsqueda de las esencias necesarias para completar el aroma perfecto, se topa
con alguien para quien si es predecible, y no solo lo presiente, también en el
mismo acto lo confronta con esa figura de amor, le recuerda a aquella pelirroja
de las ciruelas, duda en actuar, sin embargo y como él lo menciona, tiene que
completar el aroma. Vayamos de nuevo al texto ya citado de Introducción al
Narcisismo donde Freud nos presenta un tercer aporte a propósito de los rasgos
aislados del narcisismo, donde nos promueve la posibilidad de imputarse al
delirio de grandeza, dándole una sobre estimación del poder a sus deseos, una fe
en la virtud ensalmadora de las palabras y una técnica dirigida al mundo
exterior, la “magia”. Bien tenemos a ver que la omnipotencia está claramente
instaurada, sin embargo el detalle de la magia no puede ser explicado más allá
de una pócima itinerante capaz de someter al mundo.
Jean-Baptiste
se encuentra en una lógica de “asesino” (no por algo el nombre original de la
película es “Perfume: Historia de un asesino”), sin embargo mas allá del acto
parricida mantendríamos la idea del narcisismo como actor, debido a que las
parejas que el escogía para matar contaban con la elección según el tipo narcisista:
a lo que un mismo es, a lo que uno mismo fue, a lo que uno querría ser, a la
persona que fue parte del sí mismo. Vaya pues la idea de que cada una de ellas
representaba en Jean-Baptiste la posibilidad de recordarle su esencia, de
recordarle que ya no la poseía y dejar abierta la posibilidad de conseguirla,
como ese yo ideal, capaz de otorgar complitud. Sin embargo es de suma
importancia contemplar en este instante el orden de la ley en Jean-Baptiste, ya
que como menciona Lacan en el Seminario IV: “La ley está completamente
relacionada con la frustración y la pérdida de las figuras maternas, sin
posibilidad de la castración”. La frustración es considerada pues como un conjunto de impresiones reales,
vividas por el sujeto en un periodo del desarrollo en el que su relación con el
objeto real se centra habitualmente en el imago del seno materno5, calificada
de primordial, del cual Jean-Baptiste nunca gozó. Realmente
la búsqueda original en el acto con las mujeres ¿era el falo (pene) hecho
esencia? Respondiéndonos quizás la cuestión en función de que solo al tener la
colecta de esos falos, solo teniendo el aroma perfecto, pudo entregarse al
verdadero amor, al amor maternal y así sucumbir. El aroma, era esa presencia
indicadora de la ausencia, dicha ausencia llamada “vacio”. Entonces el deseo se
engancha de lo imaginario, de la magia por así decirlo. Se me ocurre entonces
pensar en la función del aroma, de la esencia según Jean-Baptiste como la
función del velo en Lacan, donde lo que se encuentra más allá como falta, se
realiza como imagen, quizás no es la esencia en sí, sino el intento de
poseerla.
En el
momento del frenesí popular recuerda ese momento de amor con la chica de las
ciruelas y fantasea con su amor, quizás ahí comenzando a renunciar al autoerotismo,
sin embargo solo en su privada realidad, gesto específico de la Psicosis. Sólo
había una cosa que el perfume no podía hacer, convertir a un hombre en un ser
amado, en un objeto del deseo. “Lo que se ama en el objeto es lo que le falta,
sólo se da lo que no se tiene”.
Los
recuerdos le llevan hacia el lugar donde nació, justo ahí se entrega a lo mas
abyecto de la perversión después del devenir de lo sublime en la horca. Los
indigentes, lo ven, lo reconocen no solo por su olor, sino por su belleza y
luz, se le confunde con un ángel, se vierte el frasco y se deja consumir, ya no es Jean-Baptiste
ahora solo es amor, puro amor.
Referencias
bibliográficas
1.- Freud,
S. (1914). Introducción al Narcisismo, Obras completas de Sigmund Freud,
Editorial Amorrortu.
2.- Assandri, J. (1996). Fetichismus, Litoral No.
32, Buenos Aires, Argentina.
3.-
Lacan, J. (1954). El Seminario 1: Los escritos técnicos de Freud; “Clase X: Los
dos Narcisismos”, Editorial Paidós, Buenos Aires, argentina.
4.-
Freud, S. (1905). Tres ensayos de una Teoría Sexual, “Sigmund Freud, los textos
fundamentales del Psicoanálisis”, Alianza Editorial. España.
5.-
Lacan, J. (1994). El Seminario 4: La relación de Objeto; “Clase IX: La función
del velo”, Editorial Paidós, Buenos Aires, Argentina.
6.-
Lacan, J. (1994). El seminario 4: La relación de Objeto; “Clase X: La
identificación con el falo”, Editorial Paidós. Buenos Aires, Argentina.
7.-
Lacan, J. (1994). El seminario 4: La relación de Objeto; “El falo y la madre
insaciable”, Editorial Paidós, Buenos
Aires, Argentina.
La enfermedad mental y el legado del diagnóstico
El diagnóstico como limitante del tratamiento.
Salvador Dalí
¿Es el concepto de enfermedad un mal necesario dentro de los profesionales de la salud?
El concepto de enfermedad ha sido, desde siempre, una posibilidad de sanación, sólo a partir del diagnóstico aproximado de un conjunto de síntomas es que hemos podido alegar o intentar curar el mal que procede. Sin embargo pareciese que no todo diagnóstico ha sido de utilidad en la estructura mental.
La locura ha sido satanizada desde ya hace muchos siglos, tendríamos que remitirnos a los dairenes (barcos en los cuales se mandaban a altamar a los diagnosticados como locos) para entender como en un santiamén desaparecieron de la faz de la tierra tantos vagabundos, borrachos, prostitutas e indigentes. También sería necesario saber que en la primera mitad del siglo XIX la mayor parte de integrantes de los asilos estaban diagnosticados con esquizofrenia o por locura. Es entonces normal conjeturar que todo aquel deficiente social o decrépito mental entraría en este grueso.
¿El diagnóstico es entonces una herramienta fundamental?
En la historia de la psicología el diagnóstico es una herencia inconsciente de la psiquiatría fundamental, donde el DSM-IV sería el máximo esplendor de la necesidad de diagnosticar. Así todo trastorno tendría un lugar dentro de este libro diagnosticador: transtorno obsesivo compulsivo, de histeria común, esquizofrénico y hasta transtorno no especificado. Basta con cumplir una serie de requisitos sintomáticos para saber que todos nosotros somos ejemplos patológicos de algún transtorno.
¿Aquel que diagnostica tiene más posibilidades de curar?
La respuesta es igual de subjetiva que la pregunta misma, quien decide la cura, el paciente o el enfermo (del médico). La lectura de todos los casos clínicos de Freud nos pueden aproximar a una estructura de la personalidad más no nos dotará de una metodología para el tratamiento específico de alguna enfermedad, sin embargo, es común leer en viñetas y reportes el diagnósticos aventurados (a pesar de nuestros avanzados conocimientos) fundamentados en la escucha, en la similitud con nuestros casos o en la misma fantasía chamánica de algún día elaborar tan detallados historiales clínicos que, como tales, nunca curaron.
El diagnóstico entonces, es una posibilidad de curar la enfermedad, sin embargo curar mediante el diagnóstico es igual de enfermo que suponer que todos cabemos en el DSM-IV, sabiéndonos acomodar.
Bonne apettite
18 oct 2011
Indignados ¿sabemos sólo marchar?
El 15 de Octubre pasado más de 1 millón de personas en 90 países y 900 ciudades salieron a la calle a manifestarse en el llamado "15o Global Change", un movimiento ciudadano, sin políticas de por medio, excitable, voluble y justificado. En las redes sociales el impacto de dicho movimiento fue innedito, parecía que había una sincronía magnifica en donde con solo ver las imágenes, nos sentíamos aliados al movimiento, percibíamos un avance enigmático en la lucha contra el supremo sistema mundial opresor y una pequeña luz al final del camino. En mi indignación y aparente desconcierto preferí no asistir a la movilización, parece que algo no entendía de tal suceso, continuamente me preguntaba ¿Acaso sólo sabemos marchar? ¿Es la mejor y/o última opción manifestarnos para exigir un cambio? Tal vez y siendo un neofito en esto, las respuestas no tardaron en llegar, seguro ya se habían agotado "todas" las alternativas previas o simplemente es más fácil enajenarse al movimiento social que accionar un pequeño dispositivo subjetivo individual.
De este millón de personas (suponiendo qué sea un número apropiado) me pregunto ¿Cuánt@s pintore(a)s había, cuánt@s diseñadore(a)s gráficos, cuánt@s intelectuales literat@s, bailarine(a)s, etc estuvieron marchando y gritando consignas? o ¿acaso necesitamos ser Picaso para pintar, Eduardo Danilo para diseñar, Marx para escribir o Loie Fuller para bailar? o ¿Es que solo sabemos marchar?
No con esto propongo que olvidemos la solidaridad comunal, ya que en palabras de Bauman "Los miedos actuales nacieron al brotar simultáneamente la liberación y el individualismo..." por lo que parece que regresar a la individualidad sería retroceder en el tiempo, pero también masificarnos es retroceder en el tiempo, donde bastaría con acordar, cual horda salvaje y perseguir al mamut de los cuernos largos para entonces apoderarnos de sus beneficios. La masa funciona como mecanismo de protección, artificial, y ciertamente dirigida, que no es lo mismo que organizada, pero parece que la masa como tal, no ha caducado, aunque ya no logre los objetivos de antaño.
Tampoco propongo que no marchemos, que no protestemos, que no acampemos, ya que no puedo negar sus útiles ventajas y beneficios, pero...
¿Cuántas marchas se han marchado? ¿Cuántas consignas se han consignado? ¿Cuánto se ha destruido y cuanto se ha construido?
Vayamos de la emoción (entusiasmo, fervor, etc) a la moción, si se busca una revolución, sería bueno no olvidar la historia pasada, donde se han tenido que evolucionar las ideas, los pensamientos y los actos para preceder un movimiento humano.
¿Qué puede hacer el cojo que no puede marchar o el manco que no puede cargar un cartelón, el mudo que no puede gritar?
¿Qué puede hacer el qué sólo sabe cantar?
Abro el telón, que desfilen los cirqueros, que se burlen los payasos, que se escenifique en el teatro, que se bailen al gobierno, hagamos un "performance" de los muertos, juguemos a ser muertos.
En esta escena descrita arriba, no hay nada nuevo, esto es de diario, así que estimado lector, si usted no salió a marchar no se sienta mal, seguro su buena lucha hace desde su espacio preferido, su buena crítica o su pésimo comentario (como el presente texto), pero si a algo exhorto, y si es de su interés y de su agrado, es que deje de pensar y replicar que una sola marcha (cualquiera que sea) presentada en televisión es un logro mayúsculo, le ruego por favor que no celebre, hasta que la cultura, la educación y el arte no sólo sea un adorno de nuestra sociedad, sino que sean parte de la vida cotidiana; ver la televisión no representa un problema, el problema es que usted se crea lo que ahí le muestran, salga a la calle y haga lo que sabe hacer, tomemos la calle con lo nuestro, no con lo que humanamente aprendemos a los 2 años, hagamos colectivos o marchas, pero sepamos por que lo hacemos, recuerde que repetir, siempre deja mal sabor de boca.
Ante mis incapacidades, sólo se escribir e intentar poner en palabras lo que siento, aunque de seguro alguna otra (des)gracia se me ha de ocurrir, pero si de nuevo se me invita a marchar, pensaría un poco antes de no aceptar.
16 oct 2011
Fotógrafo del mundo
He tenido la oportunidad de conocer a un joven fotógrafo, uruguayo y residente en Madrid, nuestro encuentro fue, por así llamarlo un accidente de la vida. Se albergó en mi casa por seis días, de un Domingo a Sábado, venía, en palabras de él, a realizar un curso.
Se presentó por su primer nombre y apellido paterno (lo cual es común en Sudamérica) y me dijo, al momento que yo lo observaba, que en repetidas ocasiones le decían que tenía un gran parecido con un famoso Mexicano: -me dicen que me parezco a Mariano Moreno Cantinflas-, vacilé sobre su equivocación y asenté con la cabeza acerca de su parecido, principalmente en la peculiar forma del bigote y barba.
Ese día nos mostró sus trabajos, unas fotografías impresionantes, parecían tener vida, algunas lloraban y otras reían, se ganó mi admiración.
Días después, en una intensa charla caímos en cuenta de nuestra gran afinidad en temas ideológicos, políticos y en la manera de percibir la vida, nada serio al parecer. Yo guardando instantes en mi mente y el fotografiándolos, yo exponiéndolos con letras y el con imágenes.
Otro día lo invitamos a la playa, ahí nos contó sobre sus experiencias en el Líbano y en Vietnam, nos platicó anécdotas en sus trabajos con mujeres inmigrantes y sus vicisitudes, tomó fotos, tomó mate y se "desnudó" un poco, habló sobre su vida personal, su esposa, sus sueños, percibí algunos de sus miedos y supe de muchos de sus logros.
Al día siguiente por la mañana lo vi sentado en una silla, cuasi dormido, me dijo que había pasado la noche encerrado en un elevador junto a seis chilenos (Justo el mismo día del aniversario del rescate de los mineros en Chile) debido a una falla mecánica, escuché con atención hasta que acabó el relato, desaparecí mientras el se reclinó en la sombra hasta quedar dormido.
Fuera de obligaciones le invité un mezcal, le expliqué su procedencia y le advertí de sus efectos, pidió probar todo lo que pudiera sobre la cultura Mexicana y tomó mezcal, -el primero es el más fuerte y para abrir garganta- le dije, demostró la certeza de mi comentario después mientras saboreaba un batido de mayonesa con chipotle y lo embarraba en unas frituras. -Algún día tengo que conocer México, dicen que es hermoso, uno de mis mejores amigos vive allá- confesó.
Al otro día él se fue, nos dimos un abrazo y acordamos alguna fecha, en algún momento para vernos de nuevo, una buena excusa para conocer Madrid, dejamos un pendiente en común, alguna colaboración gráfica , un mate, alguna charla, seguro ningún tema interesante.
Yo lo percibía cansado, más no fastidiado, como cuándo la vida te recuerda que haz logrado un uno a costa de un dos.
Un inmigrante retratando inmigrantes, un extranjero hablando con extranjeros, un fotógrafo somnoliento por el arte, aturdido por la cultura, cansado de los pies, caminante de la tierra, al conocerlo a él, me reconocí de nuevo.
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